Antanas Mockus no es el único que baja los pantalones en julio

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Bogotá.- Por Guillermo Romero Salamanca – No crean que es original la medida del exalcalde de Bogotá y ex candidato a la presidencia de la República, de bajarse los pantalones y mostrar las pálidas y vetustas nalgas. Ya lo había hecho y resultó curiosa, ahora, le llueven críticas.

Cada año, el segundo sábado de julio, miles de personas se dirigen al área de Mugs Away Saloon en Laguna Niquel, en el condado de Orange en California, Estados Unidos, con un plan: tomar cerveza, comer costillitas, asolearse y cuando pasa el tren de pasajeros, ponerse frente a una inmensa valla, bajarse los pantalones y mostrarles los traseros al vehículo férreo que disminuye la velocidad. Las damas, llevan faldas, que simplemente, se las suben y exhiben sus popas.

Son casi dos kilómetros de gente deseosa de hacer el espectáculo. No lo hacen como Mockus como una posible protesta y buscar popularidad, sino que es simplemente, para reírse de la vida.

La fiesta se inicia bien temprano, incluso hay algunos que llegan en sus casas rodantes desde el viernes y después del desayuno se aprestan para estar a las 7 y 30, cuando pasa el primer tren y se quedan allí hasta bien entrada la noche.

Cuenta la leyenda que 1979 un hombre pasado de copas en el bar “The mugs away salón” les dijo a los asistentes que les daría cerveza gratis si eran capaces de salir corriendo cuando viniera el próximo tren, se bajaran los pantalones y les mostraran sus rabitos a los pasajeros.

Claro. La estampida fue general. Era una forma de reírse de los pasajeros y de los que estaban allí. Se rieron bastante y desde ese día, miles personas, cada segundo fin de semana de julio, llegan al lugar a repetir la osadía. Nadie organiza ni se hace responsable del evento e incluso la policía y los encargados de la autoridad han pedido que no se orinen en la calle ni hagan mayores espectáculos.

La gente obedece en cierta parte y guardan unas normas con respeto y para entregar información, tienen una página web donde se mencionan las recomendaciones.

Dice, por ejemplo, que deben llevar refrescos, agua, cerveza o lo que sean. Hay bebidas disponibles en el salón, pero por la cantidad de personas, se debe hacer una fila de una hora. Se recomienda llevar comida –aunque muchos han montado sus negocios de hamburguesas y carne. “Se pueden tomar las fotos que quiera, pero si una persona le dice que “No le tome”, se recomienda acatar la orden, se sugiere ponerse crema protectora para cuidar las colitas y piden que carguen sus sillas para descansar durante el día”.

Lo curioso del caso es que como el tren pasa cada hora, pues el vehículo reduce la velocidad y entonces miles de personas salen corriendo hasta una reja donde se bajan los pantalones, hacen el show, se ríen y retornan a sus lugares de reunión y esperan la siguiente máquina.

Es tal la cantidad de casas rodantes que llegan al lugar que desde el 2006 hay restricciones. Se pueden llevar mascotas, pero recomiendan que las hidraten.

Eso sí, hay una situación, es obligatorio llegar con una actitud positiva sobre el encuentro que no organiza nadie, pero todos los que van allí, lo dicen: “Si no estás de acuerdo con este evento de espíritu libre, no vengas”.

No pueden asistir niños, porque es una fiesta para adultos. “Hemos visto a personas que traen a los hijos y luego se enojan cuando las personas hacen cosas que no son apropiadas para ellos. Incluso si no le importa que sus hijos vean las fiestas orientadas a adultos, hace que el resto se sienta incómodo cuando están allí”.

No se permiten los fuegos artificiales y mucho menos, las armas.

Si, además, pensaban que Mockus era original, no lo crean, este programa de bajarse los pantalones lo hacen en Europa desde hace más de cinco siglos. Los especialistas en el tema son los ingleses.

Lo bueno será cuando en el Congreso dejen ingresar cerveza, hamburguesas y gente dispuesta reír por las payasadas en el máximo reciento legislativo del país.

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