De buena vida por Venezuela

El azul y Blanco de Los Roques.

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Foto Humberto Gomez

Parece increíble, pero es así, cuando solo se conocen noticias negativas sobre Venezuela, nos dimos a la tarea de pasarla bien por este hermoso país.

Nos quisimos alejar, de las marchas, de la fila para el pan, de la fila para recibir los insumos controlados por el gobierno, del apagón, de llegar a una farmacia comercial y no encontrar medicamentos.

Tomamos el morral, buscamos en el mapa digital un lugar paradisiaco y decidimos arrancar para los Roques. Es un archipiélago de Venezuela, situado en el Mar Caribe, a 168 Km al norte de La Guaira, el puerto de Caracas. Por su belleza e importancia ecológica, fue declarado parque nacional en 1972. Se llega por vía aérea o marítima.

Cuando se aterriza, se sale de la pista, se toma la sombra en un tímido almendro mientras se hace el pago de impuesto y registro de permanencia y en cinco minutos caminando se llega al sitio reservado para pasar la noche o los días que desee disfrutar.

Solo posadas, son los sitios de hospedaje muy bellas, la mayoría conserva su aspecto colonial con planeación arquitectónica. La gobernación se ha preocupado por esto para atraer un turismo de respeto hacia el archipiélago.

No existen carros, solo el que hace el recorrido para recoger la basura.

Todos los cayos alrededor de los roques son un disfrute para los amantes del sol, de la arena blanca y de los colores azul intenso que muestran estas aguas del caribe.

Tienen una organización interesante con las lanchas que llevan los turistas hacia los cayos donde esta el disfrute. Sol canicular a toda hora, deportes náuticos, caminatas, arena de blanco intenso sombrillas de playa para soñar, crear y volar disfrutando la belleza del caribe venezolano.

Nunca dejar de ir a cayo de agua, es una playa única donde las dos corrientes del mar se unen y se abren dando la sensación de poder caminar sobre el mar. Ir a almorzar a “Que dios le Pague” un cayito que se llega regresando a los roques; con un menú de langosta, pargo rojo y pescado blanco en ceviche, todo recogido del mar con sus colores y sabores frescos. Solo mar azul por todos lados en un sitio decorado con el gusto de pescadores.

Los atardeceres son sensacionales, desde el frente del embarcadero de los roques, rodeado de catamaranes, lanchas y yates que llegan de paso; de vecina la capilla de los pescadores levantada en nombre de la virgen del valle y pequeños restaurantes de borde de playa, con sus mesas afuera invitan a leer, hablar , cenar o simplemente contemplar y pensar en lo triste de creer que esta zona tan linda , este en un país el cual, esta pasando por tanta dificultad en la que nadie entiende a que horas se llego a esta economía de caos, donde en su capital, Caracas, es mas importante cuidar las bolsas con alimentos que el propio celular.

 

Por Humberto Gómez B.

Komodolarevista.co

 

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