Cautelosas reacciones mundiales ante comicios de Irán

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Por WILLIAM J. KOLE

VIENA — Estados Unidos y Canadá desafiaron las afirmaciones de Irán, que declaró al presidente Mahmud Ahmadinejad ganador de la reelección, pero buena parte del resto del mundo guardó silencio el sábado, pese a las acusaciones de fraude y a las imágenes de disturbios en las calles de Teherán.

Para el Medio Oriente y Occidente, había mucho en juego en las elecciones iraníes.

Irán es un participante protagónico en la economía de la región, y se le percibe como una amenaza a la seguridad nacional de Israel. Representa además una preocupación para Estados Unidos y sus aliados, quienes temen que Teherán trata de construir un arma nuclear.

Los simpatizantes del candidato reformista Hossein Mousavi alegan que el resultado de los comicios fue producto de un fraude, y los disturbios estallaron en la capital y al menos en otra ciudad después de que el gobierno de Ahmadinejad lo declaró ganador por un margen arrollador.

Estados Unidos se negó a aceptar la declaración de Ahmadinejad como triunfador, y la secretaria de Estado, Hillary Rodham Clinton, confió en que el resultado refleje «la genuina voluntad y el deseo» de los iraníes.

Clinton, tras indicar que Estados Unidos sigue atentamente los acontecimientos en el país farsi, habló en la localidad canadiense de Niágara Falls, en la provincia de Ontario, acompañada del ministro canadiense de Relaciones Exteriores Lawrence Cannon.

El canciller canadiense afirmó que su país está «profundamente preocupado» por las denuncias de irregularidades en las elecciones iraníes y la intimidación de su oponente principal. Cannon pidió a las autoridades iraníes que realicen un recuento justo y transparente de todos los votos.

En Jerusalén, el canciller israelí Avigdor Lieberman dijo que la reelección de Ahmadinejad ponía de relieve la necesidad de actuar con energía frente al programa nuclear de Teherán.

«El problema que le plantea Irán a la comunidad internacional no es de naturaleza personal sino que deriva de sus políticas», dijo Lieberman en un comunicado.

«Independientemente de ello, dada la continuidad de las políticas iraníes y en particular tras la victoria y la continuidad del régimen de Ahmadinejad, la comunidad internacional debe seguir actuando de manera firme para impedir que Irán se vuelva un país nuclear, detener su apoyo a organizaciones terroristas y su socavamiento de la estabilidad del Medio Oriente», añadió.

En Londres, unos 200 manifestantes se congregaron frente a la embajada iraní para protestar el resultado de la elección. Muchos de los manifestantes portaban carteles con la leyenda, «¿dónde está mi voto?»

El ministro británico del exterior, David Miliband, dijo que las preocupaciones sobre el escrutinio de los votos, expresadas por los candidatos, son un asunto que deben atender las autoridades iraníes.

«Nuestra prioridad es que Irán se comprometa con las preocupaciones de la comunidad internacional, sobre todo en el asunto de la proliferación de las armas nucleares», señaló Miliband.

Pero la mayoría de los países tomó una postura más cautelosa, incluidos China, Alemania, Italia y Japón, naciones que tienen estrechos vínculos con Irán.

Francia informó que analizaba de cerca la situación.

El presidente venezolano Hugo Chávez — detractor de la política exterior de Washington — se apresuró a respaldar al líder iraní. «El presidente Mahmud Ahmadinejad es uno de los mejores aliados en este mundo», dijo Chávez en una reunión de Petrocaribe. La de Ahmadinejad fue «una victoria muy grande e importante», afirmó Chávez.

El presidente Barack Obama ofreció hablar con Irán tras casi 30 años sin contactos diplomáticos oficiales. Irán insiste que su programa nuclear persigue fines pacíficos y está destinado solamente a la generación de electricidad, mientras que Estados Unidos sostiene que el enriquecimiento de uranio busca la construcción de ojivas atómicas.

En privado, muchos diplomáticos de la Agencia Internacional de Energía Atómica— el organismo de la ONU con sede en Viena — no ven grandes cambios sin importar quién esté al frente del gobierno iraní.

Ello es debido a que las decisiones importantes, como el posible diálogo con Washington o la política nuclear, dependen del clero gobernante que encabeza sin elección alguna el ayatola Alí Jamenei.

«Respecto al tema nuclear, está claro que la decisión postrera es del ayatola Jamenei», dijo el profesor Mohsen Milani, un especialista en temas iraníes de la Universidad del Sur de la Florida. En el mejor de los casos, Ahmadinejad desempeña un cometido sutil y molesto.

«El tema central de seguridad o guerra y paz no es uno de sus puntos fuertes. Eso depende sin lugar alguno del líder supremo», dijo Milani.

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