Por DAVID CRARY
NUEVA YORK — La guerra contra el narcotráfico en México, los presupuestos vapuleados de algunos estados norteamericanos y la insatisfacción con las políticas antidrogas han avivado un optimismo sin precedentes entre los defensores de la legalización de la marihuana en Estados Unidos.
Aunque no auguran una despenalización nacional, quienes quieren ver esta droga legalizada sí creen que el debate está cambiando en forma radical y predicen cambios rápidos en algunos estados.
Ante una audiencia más predispuesta que nunca, estas voces argumentan que la legalización debilitaría a los carteles mexicanos que venden drogas en Estados Unidos, ahorraría miles de millones de dólares del presupuesto de las fuerzas de seguridad y generaría cantidades similares en impuestos cobrados a uno de los cultivos más rentables del país.
«Esta es la primera vez que siento el viento en la espalda y no en la cara», dijo Ethan Nadelmann, de la Alianza para las Políticas de Drogas, un veterano del movimiento por la legalización.
Los enemigos de la legalización argumentan que el uso galopante de marihuana entre los adolescentes se hará aún mayor si los adultos pueden fumar a voluntad.
Ni siquiera los más esperanzados activistas promarihuana esperan una legalización nacional.
«Mayormente, lo que hemos visto en los últimos 20 años son cambios graduales», dijo Norm Stamper, un ex jefe de policía que ahora es miembro de Fuerzas de Seguridad Contra la Prohibición. «Lo que hemos visto en los últimos seis meses es una explosión de actividad, nuevas ideas, declaraciones valientes y preguntas penetrantes».
Varios políticos prominentes —como el gobernador de California Arnold Schwarzenegger y varios ex presidentes latinoamericanos— han dicho que la legalización se debe debatir abiertamente.
Al mismo tiempo, legisladores de tres estados evalúan legalizar la marihuana con fines medicinales, como ya lo han hecho otros 13 distritos.
En el Congreso federal, el representante Dennis Kucinich y el senador Jim Webb están entre los parlamentarios que han dicho que se debería volver a examinar la despenalización, ante lo que consideran una política antidrogas fallida.
En tanto, encuestas nacionales muestran que la legalización sería aceptada por cerca de la mitad de los adultos del país, entre quienes están los estudiantes universitarios de hoy y quienes popularizaron esta droga en su juventud en la década de 1960.
El nuevo tono de debate se ha escuchado en el Congreso con más frecuencia que antes.
En una audiencia en la Cámara baja el mes pasado, el congresista Steve Cohen no dejó pasar una afirmación del director del FBI, Robert Mueller, de que había padres de familia que habían perdido sus vidas por culpa de las drogas.
«Nómbreme una pareja de padres que hayan perdido sus vidas por culpa de la marihuana», dijo Cohen.
«No puedo», respondió Mueller.
«Exacto. No puede, porque eso no ha sucedido», dijo Cohen. «¿Llegará el momento en que veamos que tenemos que darle prioridad a las metanfetaminas, el crack, la cocaína y la heroína, y atacar a las drogas por las cuales la cultura estadounidense realmente está siendo afectada?»
Kucinich remarcó en una entrevista telefónica que tanto el presidente Barack Obama como su antecesor Bill Clinton reconocieron que habían probado marihuana.
«Aparentemente, eso no les impidió lograr sus metas en la vida», dijo Kucinich. «Necesitamos abordar este tema desde un punto de vista científico y de investigación y no desde la mitología ni los miedos».
El jefe de la Oficina de Políticas Nacionales para el Control de las Drogas, Gil Kerlikowske, no está de acuerdo con considerar la legalización como una opción posible, pero ha sugerido que se descarte el lema de la «guerra contra las drogas» para enfocarse más en el tratamiento y la prevención.
Por su parte, el secretario de Justicia, Eric Holder, ha dicho que las autoridades federales ya no harán redadas en los establecimientos de California donde se provee marihuana con fines medicinales.
Sin embargo, muchos que están en contra de la legalización siguen firmes.
«Nos oponemos a la legalización o despenalización de la marihuana. Pensamos que es el mensaje incorrecto para nuestra juventud», dijo Russell Laine, jefe de policía en Illinois y presidente de la Asociación Internacional de Jefes de Policía.
El más reciente estudio del gobierno indica que más de 100 millones de estadounidenses han fumado marihuana alguna vez y que 14 millones lo hicieron en el mes anterior a la encuesta.
Aunque es considerada una de las drogas más inofensivas, la marihuana representa más del 40% de los arrestos por droga en el país. El economista de la Universidad de Harvard Jeffrey Miron estima que legalizarla ahorraría 7.700 millones de dólares en gastos policiales y generaría más de 6.000 millones en ingresos por impuestos.
Agencia AP.