Sochi, Rusia | AFP | sábado 07/07/2018 – por Rosa SULLEIRO.—Se jugaban la historia y la merecieron: Croacia venció en unos épicos cuartos de final a una Rusia amplificada por una hinchada eufórica y volverá a las semifinales que tanto soñó tras sobrevivir al infierno que le diseñaron los anfitriones y, de nuevo, al drama de los penales.
Antes debieron emerger del purgatorio ruso tras empatar 1-1 en el tiempo reglamentario y 2-2 en la prórroga.
«Todos debemos estar orgullosos, acá y en Croacia. Esto es extraordinario», dijo el DT de la selección croata, Zlatko Dalic, al canal de televisón estatal de su país HRT.
«Merecimos la victoria. Fue un partido muy durco contra 50.000 personas en el estadio… Hubiera sido una lástima no ver Moscú mientras estamos en Rusia», agregó.
El equipo anfitrión se había adelantado en el minuto 31 gracias a un sublime tanto de Denis Cheryshev desde fuera del área. Poco importó que después igualara Andrej Kramaric (39), con los locales convirtiendo la segunda parte en el mismo páramo donde se suicidó España en octavos.
Ya en la prolongación, pareció que el cabezazo de Domajog Vida (101) abría por fin la puerta de las semifinales que Croacia lleva idealizando desde su tercer puesto de 1998, pero las certezas no duran en este Mundial, empeñado en destruir el orden establecido, y más con la anfitriona en campo.
Solo así se explica que en el minuto 115, con todo el pescado vendido, el brasileño Mario Fernandes saltara más que nadie para igualar un partido que se resistía a morir. Si lo del primer gol ruso había sido un delirio en Sochi, ya no había freno a orillas del Mar Negro, con unos hinchas que solo dejaron de creer cuando Rakitic anotó el último penal para dejar la tanda 4-3.
«Queremos disfrutar de esta victoria y no meternos aún más presión con el 98. Es impresionante lo que hicieron, pero nosotros queremos seguir escribiendo nuestra historia, disfrutando de lo que estamos haciendo, que es muy positivo», afirmó muy satisfecho Rakitic.
– Locura –
Le costó a Rusia meterse en este Mundial al que llegaba desconfiada por una selección que llevaba ocho meses sin ganar y que llegaba última del ranking a su propia fiesta. Parecía que pasarían sin pena ni gloria y resulta que llegaron al Luzhniki y le plantaron 5 a Arabia Saudí.
Se fue calentando la anfitriona, que no sabía lo que era superar una fase de grupos desde la desintegración de la Unión Soviética, hasta que ocurrió lo increíble: que la poderosa España se desintegrara ante sus ojos, convirtiendo su correcta aventura directamente en una leyenda nacional.
«Creo que la gente no solo comenzó a confiar en nosotros (tras la clasificación para octavos, donde se eliminó a España en penales), sino que también se enamoraron de este equipo», destacó el entrenador de Rusia, Stanislas Cherchesov.
«Todo el país de Rusia está enamorado de nosotros. Ellos saben lo que vale esta selección nacional», insistió.
Esto solo pasaba una vez en la vida y así lo comprendió la hinchada, que llenó la turística Sochi en una fiesta tan inesperada como épica. «¿Cuándo si no ahora?» ¿Quiénes si no vosotros?», le preguntaron a sus héroes desde las gradas con una enorme pancarta.
En noches así, solo se puede matar o morir, y allí estaban ellos para convertir la de los croatas en una pesadilla.
Los anfitriones iban a dejarse el alma, como ya demostró Artem Dzyuba en su primeras embestidas.
El plan hubiera sido perfecto si no fuera porque a Croacia le sobraban talento y motivos. Para este pequeño país de poco más de cuatro millones de habitantes también era ahora o nunca. Todos crecieron admirando a aquellos héroes que pusieron a soñar con balones a esta joven nación necesitada de gestas. Y ahora, veinte años después, podían ser ellos.
Pero el talentoso Cheryshev se fabricó una jugada que acabaría en un lanzamiento soberbio de fuera del área, que ya es historia del torneo y de Rusia.
Parecía que no había vuelta atrás del paraíso al que acababan de entrar los organizadores en Sochi, pero esta Croacia que lidera un tal Luka Madric traía mucha dinamita, y ocho minutos después respondía Kramaric de un cabezazo.
Sintió entonces un breve escalofrío el estadio, pero Rusia no se iba a bajar de su sueño a las primeras de cambio. Quedaba una vida por delante y torres más altas habían caído enredadas en la tela de araña del glacial Cherchesov.
– Historia –
Así arrancó la segunda parte, con Croacia a los mandos y Rusia aguardando. Tampoco era mal plan y ya había funcionado contra España, aunque tiros como el de Ivan Perisic al palo en el 60 pusieran a prueba la salud cardíaca de más de 142 millones de rusos.
De ello se encargó Vida a los diez minutos, enmudeciendo al Estadio Olímpico con un vuelo que ponía un tanto que por entonces parecía definitivo. Quizás lo hubiera sido en otro torneo, pero no este donde se pulverizan tronos y certezas a cada partido.
Entonces llegó el salto de Fernandes, el desenfreno a Rusia y los penales de nuevo a estos dos equipos que ya habían sobrevivido a una tanda.
Comenzó parando un Danijel Subasic que no se cansa de ser héroe, Modric casi revive su pesadilla, a Fernandes se le agotó la fortuna, y la sangre fría de Rakitic acabó de romper el corazón de los anfitriones.
Luchó hasta el final Rusia, pero no pudo con lo imposible. Croacia tiene una cita con su historia, y la de Inglaterra, el próximo miércoles en Moscú.
«¿Inglaterra? Estamos en semifinales. Vamos a disfrutar el partido. Tenemos que descansar y prepararnos bien», dijo Luka Modric.
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