Elección presidencial mexicana podría ser un novelón

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Por MARK STEVENSON

MEXICO — Aparecen en las tapas de las revistas acompañados por sus parejas, ambas espectaculares actrices de novelas. Organizan fiestas callejeras, usan porristas y costosas producciones televisivas para promover sus logros.

Ni el alcalde de la ciudad más grande de México ni el gobernador del estado más poblado del país han confirmado sus ambiciones presidenciales para 2012, pero ya son considerados como favoritos. Si bien hay algunas similitudes en el estilo de Marcelo Ebrard y Enrique Peña Nieto, plantean rumbos muy distintos para la nación.

Ebrard, de 50 años, y Peña Nieto, de 43, son de la misma generación, pero tienen poco en común con el presidente Felipe Calderón, de 47, un tecnócrata de su misma generación tan rígido como pragmático, que le declaró una guerra al narcotráfico en la que han muerto más de 15.000 personas.

Hasta ahora no ha surgido un candidato fuerte en el Partido Acción Nacional de Calderón.

«Definitivamente, es otra generación», comentó Lorena Carreño, presidenta de la Asociación Mexicana de Agencias de Relaciones Públicas. «Es un elemento importante el hecho de que los dos tengan esposas o novias que son actrices, o ex actrices. Creo que es cerrar esa pinza para tener un marketing completo en una marca prefabricada».

Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional, que gobernó México la mayor parte del siglo XX, es un hombre guapo, que tiene un copete característico que jamás se despeina. Aparece frecuentemente en la cadena Televisa junto a celebridades que elogian las obras públicas que hizo en el estado que rodea la capital.

Ebrard, del Partido de la Revolución Democrática, de izquierda, es un político carismático, que ganó renombre internacional por limpiar el Distrito Federal, una de las ciudades más contaminadas del mundo, y que ha creado tantos subsidios para madres solteras, estudiantes y jubilados que algunas parejas de barrios obreros dicen que sus hijos son «los hijos de Marcelo».

A los dos les gusta ser el centro de atención.

Los discursos y las presentaciones de Peña Nieto son ampliamente publicitadas en Televisa. Hace campañas publicitarias con la actriz y cantante Lucero Hogaza, a quien Televisa llama «La novia de América», sonriendo mientras habla de los proyectos viales que ha completado.

Ebrard anima grandes fiestas de quinceañeras en el centro de la ciudad de México y hace poco condujo la ceremonia de graduación de 600 mujeres que completaron un curso de plomería, algunas de las cuales bailaron para él.

«Es evidente que las formas están cambiando hacia maneras más directas de tratar con la población y un lenguaje mucho mas sencillo», comentó Víctor Gordoa, asesor de imagen. «Las viejas formas políticas en México han ido desapareciendo poco a poco, conforme gente más joven ha ido llegando al poder».

La vieja escuela, no obstante, sigue haciéndose ver en ambos candidatos.

Peña Nieto debe explicar sus lazos con el ex presidente Carlos Salinas, caído en desgracia, y tomar distancia del pasado del PRI, que gobernó México por siete décadas con una mezcla de corrupción e intimidación, hasta que fue destronado en el 2000.

Ebrard, por su parte, debe resistir las amenazas de figuras de su propio partido, como Andrés Manuel López Obrador, quien dice que le robaron las elecciones presidenciales de 2006 y no descarta volver a postularse.

En México el período presidencial es de seis años y un presidente no puede ser reelegido.

Por ahora los mexicanos están más pendientes de los chismes que de los programas políticos de los dos candidatos.

Tanto Ebrard como Peña Nieto fueron casados y ahora tienen romances con actrices de telenovelas.

Ebrard se divorció en 2005 y poco después se casó con la espectacular Mariagna Prats. Amigos de Ebrard dicen que trata de proteger a su esposa y que lo único que lo hace dudar respecto a una postulación a la presidencia es el impacto que esto tendría en su vida familiar.

Peña Nieto no tiene este tipo de conflicto y está acostumbrado a las controversias.

Su esposa falleció en 2007 en lo que algunos medios describieron como un suicidio. Circularon versiones de que se tomó una cantidad de pastillas porque su esposo le era infiel. El gobernador negó esa versión en una entrevista con CNN, pero fue ambiguo al explicar las causas del deceso.

Dijo que su esposa había estado enferma dos años y que no recordaba el nombre de la enfermedad. El médico que atendía a su esposa manifestó que había fallecido por problemas cardíacos derivados probablemente de algo parecido a una epilepsia.

Peña Nieto sale ahora con Angélica Rivera, más conocida como «Gaviota» por su papel en una novela muy popular. Los mexicanos siguen de cerca sus andanzas y hace poco la televisión mostró a Peña Nieto presentándole a Rivera al papa Benedicto XVI. A Peña Nieto se le escucha decir «nos vamos a casar». Luego lamentó que eso haya cobrado estado público y dijo que no sabía que había micrófonos.

Dado que los suburbios de la ciudad de México se internan en el estado de México, a los dos políticos no les queda más remedio que cooperar en temas como la policía, el transporte y los servicios públicos, pero tienen propuestas muy diferentes.

Ebrard se solidariza con las protestas de los sindicatos, la izquierda y los grupos que invaden terrenos, por más que sus marchas casi diarias causen caos en la ciudad que gobierna.

Peña Nieto es un intransigente. Una de sus primeras medidas como gobernador en 2006 fue enviar a la policía estatal a un pueblo que había sido tomado por manifestantes.

Agrupaciones defensoras de los derechos humanos dicen que los agentes golpearon y abusaron sexualmente de los sospechosos, pero el gobernador sostuvo que se hizo un «uso legítimo de la fuerza para restaurar la paz y el orden».

Ebrard cree firmemente en el derecho al aborto. El partido de Peña Nieto apoyó su prohibición en varios estados.

Ebrard propone aumentar los impuestos a la propiedad para costear generosos programas sociales, incluidos comedores populares; Peña Nieto entrega alimentos a los ancianos, pero plantea una mayor participación de la empresa privada en estos programas.

Ninguno de los dos ha hablado mucho de la guerra al narcotráfico ni aceptó ser entrevistado por The Associated Press para este reportaje.

Hay quienes dicen que en cuanto empiece la campaña en serio, estas dos figuras podrían desaparecer.

«Es una generación nueva, pero ¿qué tan inteligentes son? No sé. Es una tontería por parte de estos políticos jóvenes, porque creen que el público es así», expresó el asesor de mercadeo y política Carlos Alazraki. «(Pero) el público no tiene ni un pelo de tonto».

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