Hispanos se despiden de Jackson en Los Angeles

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Por E.J. TÁMARA

LOS ANGELES — El amor por Michael Jackson llevó a admiradores grandes y chicos a llegar de todas partes, incluso del extranjero y haciendo arreglos de último minuto, para darle el último adiós público a su ídolo.

Nora Díaz y su amigo José Vargas, ambos de 18 años, llegaron el lunes desde Cancún, México, y ya frente al Centro Staples no podían creer que habían ganado boletos para presenciar el servicio fúnebre.

«Es una locura», dijo a la AP Díaz, envuelta con una bandera mexicana, agregando que sus canciones favoritas de Jackson son «The Way You Make Me Feel» y «You Rock My World».

Vargas y Díaz dijeron que hicieron todos los arreglos del viaje en unas seis horas con la ayuda de amigos y familiares, tras convencerlos de que habían ganado boletos.

«Nadie nos creía, nos decían, ‘Sí, allí nos vemos»’, relató Vargas. «No podíamos dejar de venir. No les pedimos permiso a nuestros papás, les avisamos que veníamos».

A unos pasos de ellos, el ama de casa Elsa López de González, de 50 años, miraba la muchedumbre y disfrutaba el momento junto a su hija, Lorena González, ambas cansadas tras haber llegado apenas horas antes desde Monterrey, México.

«Lo adoro, es un genio», dijo la universitaria Lorena González, de 24 años, indicando que su primer cassette y compacto fueron «Dangerous» de Jackson.

Madre e hija también hicieron arreglos de último minuto en unas tres horas, luego de ganar los boletos en un sorteo por Internet en el que más de 1,6 millones de admiradores se registraron pero sólo 8.750 fueron seleccionados.

Recién llegaron a Los Angeles el martes, pero no tuvieron problema para recoger sus boletos porque hicieron arreglos especiales desde México.

«Michael era una leyenda, tenía que morir joven porque era un ídolo», apuntó la madre, recordando que solía mostrarle música y videos de Jackson a su hija cuando niña. «Se le extraña, pero vivirá por siempre».

También frente al Centro Staples, Claudia Hernández, de 29 años, dijo que cuando niña le encantaba oír la música de Jackson en su natal México. Ahora una maestra auxiliar en una guardería infantil en Los Angeles, Hernández dijo que lloró con la noticia del deceso.

«Estoy tratando de contener mis emociones», dijo Hernández, quien llevaba puesta la pulsera que le permitiría entrar al servicio y portaba una fotografía enmarcada de Jackson. «Sé que ahora está enseñándole a los ángeles a bailar».

Otros admiradores como los maestros Raúl Rodríguez y su esposa Crystal Rodríguez llegaron boleto en mano desde más cerca, Hemet, a unas dos horas al este del centro de Los Angeles.

Raúl Rodríguez apuntó que la muerte de Jackson es en parte como verlo renacer.

«Me sorprende ver a mis estudiantes escuchando y viendo sus videos ahora», puntualizó el maestro de secundaria. «Es terrible (su muerte), él tenía muchos años por delante, estaba lleno de energía. Lo perdimos muy joven, pero ahora es como si Jackson estuviera reviviendo. El trabajó con todo su corazón y está regresando».

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