Por JASON DEAREN
NEW IDRIA, California, EE.UU. (AP) — Las minas de mercurio abandonadas en las agrestes montañas costeras del centro de California están contaminando las principales vías fluviales del estado, haciendo que sea inseguro ingerir peces y poniendo en riesgo la salud de al menos 100.000 personas en pobreza.
Pero una investigación de The Associated Press encontró que el gobierno federal ha intentado limpiar menos de una decena de los cientos de minas, y la mayoría de esas limpiezas no han logrado detener la contaminación.
Aunque la extracción del mineral concluyó hace décadas, los registros y las entrevistas muestran que la gran mayoría de los sitios no han sido estudiados para evaluar la contaminación, y algunos ni siquiera han sido visitados.
Aunque millones de personas viven en la región, la polución afecta a los pobres y a los inmigrantes que dependen de los peces locales como parte de su dieta, de acuerdo con un estudio efectuado por el ecologista Fraser Shilling, de la Universidad de California, plantel Davis. Su investigación encontró que 100.000 personas, una cifra que él considera un cálculo conservador, suelen comer peces contaminados a niveles que la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) considera peligrosos.
«Decenas de miles de personas que pescan para subsistir y sus (familias) están consumiendo dosis de mercurio más de 10 veces superiores a las recomendadas por la EPA, lo cual las pone ante un riesgo inmediato de sufrir daños neurológicos o de otro tipo», dijo Shilling.
Pero ni el estado ni el gobierno federal han estudiado los efectos a largo plazo del mercurio en las personas que suelen ingerir peces de esas aguas.
El legado de más de un siglo de minería para extraer mercurio en California —que produjo una mayor cantidad de ese metal plateado que en cualquier otra parte en la nación— afecta a las personas y al ambiente en diversas formas.
Cerca de una mina en ruinas en este pueblo fantasma de California, el agua que burbujea en un riachuelo es color naranja brillante y carece totalmente de vida, transportando mercurio hacia un refugio de vida silvestre y a un popular sitio de pesca.
Más hacia el norte, los indígenas estadounidenses que viven encima de desechos mineros en uno de los lagos más contaminados con mercurio en el mundo tienen elevados niveles de ese metal pesado en sus cuerpos, y temen por su salud.
Y otras minas de mercurio son las mayores fuentes de la contaminación en la Bahía de San Francisco y el delta Sacramento-San Joaquín, el mayor estuario en la costa del Pacífico.
En total, este metal ha contaminado miles de kilómetros cuadrados de agua y tierra en la mitad norte del estado.
Los registros y entrevistas muestran que los reguladores federales han efectuado unas 10 limpiezas en importantes minas de mercurio con resultados mixtos, mientras que decenas de sitios aún contaminan el aire, la tierra y el agua. La revisión que hizo la AP también halló que con frecuencia el gobierno se muestra renuente a asumir los costos de limpieza y a arriesgarse a ser demandado por un proyecto fallido.
El mercurio de los desechos mineros asciende en la cadena alimenticia por medio de bacterias, que lo convierten en metilmercurio, una poderosa toxina que puede causar daños permanentes en el cerebro y el sistema nervioso, especialmente en fetos y en niños.
El gobierno federal considera al metilmercurio como uno de los problemas más graves de desechos peligrosos, y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) dicen que posiblemente es cancerígeno.
Se considera que el mercurio es más dañino para la población cuando se le consume en peces. La gente que come peces contaminados con frecuencia corre el riesgo de sufrir dolores de cabeza, temblores y daños al cerebro y el sistema nervioso, de acuerdo con los CDC.
La minería en California concluyó hace décadas, y dejó al menos 550 minas de mercurio, aunque nadie sabe a ciencia cierta cuántas. Un científico del Servicio Geológico dice que el total podría ser de hasta 2.000.
