Juan Carlos Rincón: “soy un periodista de pensamiento ecléctico”

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Cuando me hablaron del periodista Juan Carlos Rincón, de su trayectoria tanto en Colombia como en el exterior y además de su reconocimiento internacional como catador de vinos, me pareció muy interesante conocer más de él. Dicho y hecho me puse en la tarea de saber quién era este colombiano que ya suma tres décadas viviendo en Europa entre Bruselas y Londres.

Prácticamente su afición por los autos le sirvió de puente para ser corresponsal en un medio escrito para luego desarrollar una fructuosa carrera radiofónica formando parte de reconocidas empresas como Caracol, la BBC de Londres, Radio Nederland y La Cadena SER de España.

De su puño y letra se han leído innumerables artículos que describen su sapiencia en el fino mundo de los vinos y en el temerario universo de las carreras automovilísticas. Entre estos medios figuran en Colombia: El País de Cali, Agencia Colprensa, El Colombiano, El Tiempo (revista Cronómetro) y El Espectador. En Europa: El Espectador, El País de Madrid y las Revistas Avui, Ara y Planeta Vino de España.

Desde la ciudad de Londres Juan Carlos Rincón aceptó hablar de su carrera en los medios y de su trayectoria como catador de vinos que le ha permitido viajar por el mundo y colmar así, su espíritu aventurero.

Juan Carlos Rincón. Jurado en el XVIII Concurso Internacional de Vinos Bacchus. Madrid. Marzo 5 y 9 de 2013.

Por: Germán Posada

G.P.: ¿Cuánto tiempo lleva dedicado al periodismo?

J.C.R.: Yo me inicié en el periodismo en el año 78 muy recién terminado el bachillerato. Estaba en la Universidad y yo era muy aficionado a las carreras de Fórmula Uno. En el año 1978 el campeón mundial de Fórmula 1 James Hunt fue a Colombia como parte de una gira promocional del equipo Marlboro McLaren. Yo estaba estudiando química en la Universidad del Valle y me fui al periódico El País con unos archivos y álbumes con estadísticas de carreras, el director de deportes se quedó muy sorprendió y me preguntó al respecto. Le expliqué que era el segundo deporte más importante del mundo y me mando para Bogotá en donde tenían una agencia llamada Centro Informativo del Periódico El País (CIEP). Allí empezó todo.

Me fui al autódromo, logré entrevistar a James Hunt y a Patrick Tambay, su compañero de equipo. Yo hablaba un poco de francés y esto me ayudó.

Tuve la fortuna de que James Hunt me dijera que iba a retirarse pronto de la Fórmula 1 y así fue titulada la nota que salió el domingo 9 de abril del 78. Al año exacto en el Gran Premio de Mónaco, James Hunt se retiró.

Este encuentro con James Hunt, fue lo que marcó definitivamente el camino hacia mi vida en el periodismo ya que hasta ese momento mis expectativas eran las de ser un químico.

G.P.: Una trayectoria muy amplia en el periodismo tanto en Colombia como en el exterior.

¿Cuál ha sido su recorrido en Radio Caracol?

J.C.R.:Este fue otro golpe de suerte. Yo ya había cambiado mis estudios en química y estudiaba en la Universidad Javeriana Comunicación Social y Periodismo y estaba en tercer semestre. En el año 80 seguía trabajando en el periódico El País cubriendo carreras de autos, hípica y hacía pinitos en fútbol.

Un día salí del periódico y me fui a la universidad. El Director del Énfasis de Periodismo, el padre Jorge Uribe, casi siempre tenía su oficina cerrada. Ese día por casualidad su oficina estaba abierta y entré a saludarlo. En ese momento estaba hablando telefónicamente con Yamid Amat.

Cuando terminó su conversación me dijo que fuera a reunirme con Yamid Amat porque necesitaba una persona. Yamid Amat buscaba a alguien que se encargara de redactar las -100 noticias Caracol del Día-, un programa de mucha audiencia en el horario de 10:30 pm a 11:00 pm. Luego de presentarnos Yamid me explicó lo que tenía que hacer y me dijo que era para comenzar ese mismo día. En ese momento recuerdo que eran más o menos las 5:00 pm. La persona encargada me dio algunas indicaciones y todo pasó muy rápido. Luego, al final de la emisión el locutor preguntó quién había escrito el noticiero y me dio otras recomendaciones a seguir. Al día siguiente a las 4:00 pm estaba allí para comenzar a trabajar. Así inició mi vida en esta empresa, un 9 de junio de 1980 y trabajé hasta el año 1989.

G.P.: ¿Por qué se ganó el Premio Internacional de Periodismo José Ortega y Gasset?

J.C.R.:En Caracol yo dirigía en 1988 un programa que se llamaba Radionoticias de siete horas en directo desde 9:00 pm hasta las 4:00 am. A la 1:00 am hacíamos un noticiero de media hora internacional con las más importantes noticias de Colombia y del mundo. Yo era el director y en conjunto éramos cinco periodistas. Germán Diaz Sossa, José Domingo Bernal, Willian Calderón y Ricardo Esteban Sabogal (qepd).

Un día se presentó una avalancha en un pueblo de Cundinamarca que se llama Utica y nos llamó el alcalde porque estaban en emergencia. Con la experiencia de la tragedia de lo sucedido en Armero -que en un primer llamado de emergencia no se le puso cuidado- yo pensé inmediatamente en la urgencia de llegar y coordinar un operativo de auxilio. Empecé a enlazar todas las agencias de socorro del gobierno, y envié a Germán en el carro de Caracol pero no alcanzó a llegar esa noche por dificultades en el terreno, y sólo pudo hacerlo en la mañana en moto. Iniciamos transmisión a eso de las dos de la madrugada hasta las 6 de la mañana. Al final no fue tan grave el desastre en pérdidas humanas. Los fallecidos fueron seis, pero el pueblo fue arrasado. El cauce del río cambió completamente a Utica que era un veraneadero de personas pudientes de Bogotá y Cundinamarca en los años 70.

Nosotros creíamos mucho en esta transmisión como ejemplo de periodismo al servicio de la comunidad y la presentamos a los premios Ortega y Gasset en España y ganó el premio. Es muy importante resaltar que este reconocimiento no lo gané individualmente. Lo ganó el equipo de Caracol que yo dirigía. Uno puede ser la bandera o la imagen de un programa pero detrás de uno hay una serie de personas que trabajan a brazo partido y hay que reconocer el esfuerzo y trabajo de todos. Ese premio significó mi partida hacia Europa en 1989.

G.P.: ¿Y qué nos cuenta de su trayectoria en medios internacionales?

J.C.R.:De Caracol yo llegué a España a recibir el premio y decidí instalarme en Europa. Caracol me había ofrecido la coordinación general de 6:00 am 9:00 am que era el mejor programa de la radio en ese momento en Colombia. Pero yo sentí que si no me iba en ese momento no saldría nunca del país . Siempre tuve la intención y la idea de explorar, recorrer y de conocer el mundo. Era además el año del bicentenario de la revolución francesa y mi papá tenía previsto ir pero en cambio me regaló sus tiquetes y ahorros. Mi hermano Manuel José ya vivía en Europa, razón por la cual no lo dudé y me fui.

Cuando llegué a Madrid a recibir el premio hice contacto con la Cadena SER que pertenece al Grupo Prisa, que otorga el premio. Allí intenté trabajar o hacer una pasantía de vacaciones pero en ese momento a su director no le interesó.

Al año siguiente ya radicado en Bruselas me encontré con personal de la Agencia EFE y una de sus periodistas muy amablemente me dijo que en Radio Nederland estaban buscando un corresponsal en Bruselas para el servicio en español. Yo llamé y les gustó mucho mi experiencia en Radio Caracol. Después de una prueba comencé a trabajar con ellos como corresponsal enviando informes, entre uno y dos por mes. Me pagaban muy bien y me daban muy buen trato. Poco a poco me hicieron conocer las instalaciones de la radio y al final, en 1995, terminé siendo Jefe de Redacción de Radio Nederland en el servicio de español.

En cuanto al proseso de corresponsal de la Cadena SER en Bruselas, Miguel Angel Mucientes, ya retirado, me pidió reemplazarlo en sus vacaciones y yo acepté. En ese agosto de 1991 estalló la guerra en Yugoslavia y a mí me tocó informe tras informe durante cinco semanas cubriendo este evento como corresponsal interino. Con ellos estuve trabajando hasta el año 1994 reemplazando las vacaciones de Miguel Ángel y seguía también trabajando con Radio Nederland, con Caracol y con el periódico El Mundo de Medellín en donde tenía una columna llamada “Carta desde Europa”. Cuando yo salí de Colombia la única persona que tuvo interés en que yo siguiera escribiendo o vinculado con los medios fue Darío Arizmendi, director y fundador de este periódico.

En 1995, cuando era Jefe de Redacción de Radio Nederland, fui a Bruselas a entrevistar al presidente de Colombia en ese entonces, Ernesto Samper Pizano y casualmente me encontré con Yamid Amat, quién me habló de un proyecto de radio en el cual él quería que yo participara. Una semana después en París, en la reunión de la Organización para la Cooperación y Desarrollo en Europa, volví a hablar con Yamid Amat y me explicó más en detalle de que se trataba el proyecto que se llamaría Radionet, y del cual con mucho entusiasmo avaló mi participación su presidente Ricardo Alarcón.

Desafortunadamente por diferencias en el concepto original del formato 24 horas de noticias, a lo que fue la práctica, no funcionó si no ocho años. Caracol respetó mi contrato y pasé a dirigir nuevamente Radionoticias pero ya con una duración de tres horas (9:00 pm -12:00 pm) Al mismo tiempo cumplí uno de mis sueños que fue crear la revista AUTOS sobre la industria automotriz con el periódico El Espectador. Este proyecto ya lo había ofrecido siendo muy joven pero no había sido aceptado.

En 1998 Caracol me pidió mi colaboración en la producción internacional de sus 50 años y su director Darío Arizmendi me dio la libertad de entrevistar personalidades del mundo en directo y en su idioma original. Entrevistamos a cuatro presidentes, tres premios Nobel, entre ellos a Camilo José Cela, el inventor del corazón artificial Robert Jarvik, Edmon Hillary, el primer hombre que escaló el Everest, y otras personalidades. Fueron entrevistas en inglés, francés, italiano y español, en directo. Esto generó mucho impacto entre las directivas de Caracol y se pensó en mi vinculación permanente con Caracol pero esto no se dio debido a que el Grupo Bavaria entró en una crisis económica muy fuerte. Comencé a buscar opciones y lo primerio fue la Voz de los Estados Unidos (VOA). Fui con ellos a Quito a una semana de entrenamiento y junto con otro colega colombiano, Paul Alzate, íbamos a ser corresponsales, pero Daniel Mermelstein, un amigo y colega, me llamó desde Londres avisándome que la BBC estaba buscando personal para su servicio mundial en español. En ese momento me encontraba en Alemania con mi esposa y una vez regresé a Bogotá presenté pruebas y entrevistas y fui escogido. Llegué a la BBC en octubre de 2001.

G.P.: ¿De qué se trataba el programa “El desafío europeo y América Latina” que dirigió en Radio Nederland?

J.C.R.:A mí siempre me llamó la atención la importancia del mundo asociado. Es decir, de los países colaborando juntos para crear algo, para ser más fuertes, para desarrollar valores comunes y en especial siempre me llamó la atención el proceso de la Unión Europea. Cuando yo llegué a en el año 89 veía que España se mostraba como el puente histórico de Europa y América Latina pero no había un conocimiento fuerte en América Latina de lo que es la Unión Europea. Yo le propuse a Radio Nederland crear una serie (en casetes) sobre la Unión y su relación con América Latina, que la gente entienda como y de qué manera lo afecta, que beneficios se pueden lograr de estos procesos de integración y de la colaboración de países europeos en América Latina.

Jaap Van Laar que era director de producciones le encantó el proyecto. Yo tenía la ventaja de que trabajaba en Bruselas y además en ese momento estaba vinculado con la Unión Europea en donde estuve por espacio de tres años en el departamento de información para América Latina. Tenía acceso a todo tipo de documentación y personajes. Así comenzamos a desarrollar este proyecto. Fueron 12 programas de radio de media hora. Fue un trabajo de investigación de dos años y medio que luego se difundió -para la época en casete- a todas las delegaciones de la Unión Europea en el mundo hispano y a todas las radios asociadas con Radio Nederland para que se retransmitiera.

G.P.: Diría que con su experiencia como periodista internacional cualquier medio de información lo contrataría para tenerlo en su nomina pero parece que no es el caso. ¿Por qué?

J.C.R.: Uno tiene que tomar distancia y entender que hoy en día los medios están cambiando muy rápidamente debido a la era digital. La gente ya no tiene tiempo de “leer sábanas” como dicen los editores. La gente quiere leer seis u ocho renglones que es lo que encuentran en su pantalla del celular. El deseo de sentarse a leer los domingos dos horas como antes poco a poco se ha ido perdiendo. Sigo escribiendo para el periódico El Espectador y hacía informes de radio ocasionalmente para Caracol pero ahora estamos en otro proceso. Escribo sobre vinos para revistas en España y otros medios, entre ellos El Espectador.

Otra parte de mi trabajo es hacer doblajes, grabaciones para documentales, videos, voz comercial e institucional para ciertas empresas y traducciones.

Ciertamente no estoy tan dedicado al periodismo como antes, y la verdad siento que a estas alturas de mi vida a pesar de mi experiencia no hay muchos medios interesados en ella y al mismo tiempo exige demasiado esfuerzo para poca compensación. Recientemente que estuve de visita en Colombia me reuní con gente de los medios y cada vez el periodista como tal se va viendo más limitado. Existe la opción de tener una columna de análisis de temas coyunturales que pueden tener un impacto positivo en la sociedad colombiana pero esto no depende mi si no de los medios. Si ellos están dispuestos a pagar por lo menos un mínimo internacional, con mucho gusto. Si no, pues no se puede. Yo pienso que después de una trayectoria uno puede darse el gusto de escribir gratis ó puede darse el gusto de decir: que pena pero mi trabajo vale.

G.P.: Me parece que usted encajaría perfectamente en un formato de radio como el que dirige Julio Sánchez Cristo. ¿Ha tenido propuestas de la W Radio?

J.C.R.:Si tuve un ofrecimiento pero te soy muy franco. No puedo pasarme siete horas de mi día en una línea telefónica pendiente de hacer dos o tres informes para entrar al aire en directo. Esas siete horas son mi día. Este tiempo es muy importante para mí. Y si tenemos en cuenta la diferencia en horas no favorece para nada. Les agradecí pero no acepté.

“Yo pienso que después de una trayectoria uno puede darse el gusto de escribir gratis ó puede darse el gusto de decir: que pena pero mi trabajo vale.”

Juan Carlos Rincón en su estudio personal. Foto: Elizabeth Gálvis.

G.P.: Ha trabajado desde sus inicios con gente reputada en los medios. ¿Tiene algún agradecimiento en especial para alguno de ellos?

J.C.R.: Es una pregunta difícil. Yo creo que uno debe ser como una esponja que va absorbiendo y reteniendo una parte del líquido (experiencia) y expulsando otra. De todos he aprendido mucho. Uno tiene que ser lo suficientemente humilde y consciente de que uno se debe a muchas personas.

El gran maestro mío en mi primera época fue Arturo Jaimes Triana, un extraordinario redactor deportivo, una pluma fantástica que se animó a ayudarme y a enseñarme a escribir. Por él tengo un especial cariño, extraordinario reportero y cronista maravilloso digno de comparar al estilo de Gabriel García Márquez. A él le debo mi aprendizaje en la escritura.

En el tema de la radio le agradezco inmensamente a Yamid Amat que me haya apoyado siendo un muchacho estudiante y promovido en Caracol. A Darío Arizmendi que siempre confió en mis capacidades y que creyó que debería seguir vinculado a los medios en Colombia. De Carlos Ruiz, extraordinario periodista político y José Domingo Bernal, aprendí de reportaría radial. La lista puede ser muy larga y puede uno olvidar sin quere.

A manera de anécdota recuerdo que Jorge Antonio Vega extraordinario locutor, un día en Caracol me dijo: Rinconcito yo sé que usted tiene la mejor intención pero por favor no me ponga tachones en las hojas, porque eso me pone nervioso en la lectura, trate de ser más pulcro en su escritura’. Una persona de semejante generosidad me enseñó y fue una lección increíble para toda mi vida y por ello lo recuerdo muchísimo. También valoro a Gustavo Niño Mendoza, Jesús Alzate Arroyo y a Fabio Becerra Ruiz lectores de mis noticieros. De todos ellos aprendí para ser mejor cada día.

G.P.: En Colombia se debate continuamente por esa ausencia de la locución de exquisitas voces y responsabilidad frente al micrófono comparada a la locución actual que si bien hay excepciones de calidad, también existe la chabacanería. ¿Con su experiencia considera que este cambio es global? ¿También se nota esto en grandes cadenas como en las que usted ha trabajado?

J.C.R.: Si se nota en distintas cadenas y también de forma general pero pienso que así como hay a la persona que le gusta solo el Cabernet Sauvignon, hay la persona que le gusta el Merlot, el Malbec ó el Cabernet Franc, etc.

Creo que la oferta radial o la oferta informativa son tan amplias hoy en día que puedes escoger a quien escuchar o leer. Ciertamente que las cadenas generalistas han ido derivando hacia un tipo de lenguaje que ellos llaman “coloquial” o “friendly” pero que realmente está un poco alejado de esa voz y presentación seria, directa u objetiva que había antes.

Pero quien quiera seguir escuchando esas voces lo puede hacer porque hay medios que siguen fieles a ellas. Hay posibilidad de tener los distintos tipos de voces en el mismo medio, dependiendo del horario. Creo que esto ya es muy personal.

Y uno no debe darse mala espina porque esté cambiando. Da ciertamente tristeza cuando tú eres de una escuela diferente en la que se prefiere la buena dicción, preparación, presentación y entonación y escuchas a periodistas que quieren ser locutores pero que les falta muchísimo porque no han tenido la preparación ni son presentadores. Yo además de ser periodista estudié locución y tengo mi licencia. Siempre fue muy importante para mí el tema de buena dicción, algunas veces me tocó leer noticias y creo que lo hice bien. Hoy en día esto ha cambiado pero no puedo amargarme por ello. Uno simplemente escoge de acuerdo a su gusto.

G.P.: ¿Por qué es un poeta frustrado?

J.C.R.:(Jajajaja). Eso es más una frase de mi esposa. A mí siempre me gustó escribir poesía en mi juventud. Quizás un poco la soledad, la distancia de Europa con Colombia, los vacíos de amor, tantas cosas a uno lo llevan a escribir mucho. Pero me casé y soy un hombre feliz y dejé de escribir poesía. De pronto me inspiro pero ya no tengo la misma vena de antes.

G.P.: ¿Cómo le fue en su carrera como portero de fútbol?

J.C.R.: Fui portero en el equipo de Comunicación Social de la Universidad Javeriana. Estando más joven jugaba fútbol, era muy ágil, pero me disloqué los dos tobillos y por eso cambié a la portería. También jugué voleibol con dedicación por espacio de unos tres años y lograba saltar bastante. Esto me ayudaba mucho como portero y aunque no era extraordinario por arriba si tenía buenos reflejos. En realidad no fui un deportista muy disciplinado. Salvo quizás cuando hice ciclismo para bajar de peso.

G.P.: ¿Hace cuanto se dedica a su trabajo como catador de vinos?

J.C.R.: Esto viene un poco por la influencia de mi padre. El era químico y siempre fue un buen amante de los buenos vinos, el me enseñó mucho en términos de apreciar el vino, sus aromas, el color, la evolución, etc. Yo en épocas acompañaba a mi padre en su laboratorio y crecí en medio de la naturaleza de los vinos. Con mi padre aprendí a catar.

Yo creo que para que una persona desarrolle su capacidad olfativa, de análisis y descripción de los aromas es importante no tener miedo de oler y de probar. .

Cuando llegué a Europa estuve en contacto permanente con vinos, mientras que en Colombia no tenía en la misma magnitud. Esto para mí fue un universo extraordinario. Lo descubrí primero en Francia y en Bélgica y en algún momento cuando regresé a Colombia, armé mi cava de vinos.

Cuando me radiqué definitivamente en Londres decidí tener mis diplomas de la Wine & Spirit Education Trust (WSET) una asociación que se creó hace muchos años por parte de los importadores británicos para favorecer e incentivar el conocimiento del vino entre su comercio. De allí surgió la institución de los Master of Wine (MW) que es el grado máximo que se adquiere y al que pertenece un club de personas muy selectas en este medio, solo 396 actualmente en el mundo. Mi estadía en la BBC me ayudó mucho a conocer gente y a involúcrarme de lleno en los diferentes eventos y concursos del mundo del vino.

El hecho de hablar otros idiomas me ha ayudado mucho. Aparte del español puedo comunicarme en inglés, francés, italiano y portugués, y los idiomas te abren todo un mundo. Es decir, quién te va a contar la historia es el productor o el vendedor de la empresa ó de la bodega y si eres capaz de entenderlo en su idioma, es fantástico.

G.P.: ¿Existe alguna condición en especial para que una persona tenga éxito en esta profesión?

J.C.R.:Yo no diría tanto éxito. Pienso que toda persona en sus capacidades puede catar un vino, un aceite, un café. ¿El tema es qué quieres? ¿Hasta donde quieres aprender de esta profesión? ¿Qué tan inquieto eres para descubrir en este universo? Esto exige una disciplina y mucha pasión. Yo por ejemplo fumo pipa pero nunca lo hago antes de un concurso, de una cata, sólo lo hago hasta que esta termina. Mi paladar debe estar limpio. No tomo café en la mañana antes de ir a una cata porque el café tiene un impacto muy fuerte en las papilas gustativas. Trato de evitar al máximo las gripas porque no se puede catar con gripa, la nariz está bloqueada y por consiguiente no tiene las mismas capacidades sensoriales.

Hay que tener la disponibilidad de aceptar aromas, olores, sabores. Y definitivo, tener el gusto por el vino. El vino no está hecho para escupirlo que es lo que hacemos nosotros cuando catamos. Lo probamos y analizamos pero no lo pasamos porque dependiendo de la jornada tenemos que catar entre cincuenta y cien vinos. Pero una vez estas por fuera del trabajo es una delicia poder beber y apreciar la armonía de un vino con cierto tipo de comida.

Cuando somos niños nuestro cerebro se empieza a llenar de información y uno retiene lo que es importante. En el caso de los vinos es lo mismo. Si el olor, sabor o aroma de un vino te gusta esto se va registrando en tu cerebro y cada vez más vas a tener elementos de comparación, referentes, nuevos conocimientos.

G.P.: ¿Tiene alguna especialidad dentro de sus funciones como catador?

J.C.R.: Ser catador de vinos significa que amas descubrir, conocer y aprender más. Mi intención es poder descubrir y apreciar la mayor cantidad de vinos que pueda y sobretodo tener elementos de juicio y referentes. Tal vez por mi información periodística, por el hecho de que me gusta comentar y explicar en detalle aspectos de determinada botella o productor, eso me da elementos mayores que una persona que se encarga solo de catalogar los vinos.

A mí me gusta mucho esa interacción con la gente. Me gusta mucho el poder escuchar y aprender ellos. En una reunión de diez personas cada una tiene una percepción distinta del vino y cada paladar es distinto. Por eso a algunos les gusta más el vino tinto, a otros el blanco, a otros la cerveza, a otros ni siquiera les gusta el vino. Hay muchos factores que intervienen.

En esto hay que tener mente abierta, aprender y apreciar del concepto de otros para considerar elementos importantes en un futuro.

G.P.: Seguramente muchos no saben que vive hace bastantes años en el exterior y se preguntarán que hace un colombiano como catador de vinos cuando Colombia no es propiamente un país productor. ¿Le ha pasado que le pregunten?

J.C.R.:Si. Además de las dos formas. De manera respetuosa y también ofensiva de la vinculación de Colombia con otros temas que es muy desagradable a veces.

Yo parto de la base que estamos ahí porque tenemos unas condiciones para ser catadores. Las mías vienen desde mi infancia por lo que ya he explicado a propósito de mi padre que fue químico. Además yo también estudié química por dos años e hice estudios de vinos en Londres y Burdeos. Tengo una excelente relación con enólogos, ellos para mí son grandes guías. En mis intervenciones como catador dejo en claro que tengo un conocimiento igual de valioso al de los otros catadores. Y algo muy importante que expongo es que vengo de un país y de una región distinta porque es el Ecuador geográfico en donde existe la mayor biodiversidad del mundo, la mayor cantidad de frutas del mundo, aromas y sabores distintos a los frutos rojos que hay en el sur del continente o frutos similares que hay en el norte de Europa. Nosotros tenemos esas grandes ventajas mientras que ellos no.

Por ello en un panel de degustación somos de cinco a siete catadores de distintas partes del mundo y el concepto de todos vale y se computa. Esto hace que sea más democrático el juzgamiento de un vino a que sea una sola persona quién lo haga. Ya son más veinte años que suma mi experiencia en esto.

G.P.: ¿De acuerdo a su experiencia en que parte del mundo considera se producen los mejores vinos del mundo?

J.C.R.: Existen 60 países que producen vinos. Sólo en Francia puede haber hasta 100 mil productores. Son millones de litros de vino que se producen en el mundo y uno jamás tendrá acceso a todos ellos. Es muy difícil de responder porque en este momento con los avances de la viticultura tú puedes producir excelentes vinos en unos 35 países del mundo.

Por referencia, por importancia a nivel mundial, por haber sido el ejemplo y la madre de las escuelas vitivinícolas, Francia es un país de vanguardia. También están Italia y España. En América Latina, Chile es líder, por su diversidad, por su relación histórica con Francia, su variedad de terrenos y cepas productoras de vinos, y además es una industria de más 150 años. Le sigue Argentina que es cada dia más importante y Brasil que producemucho vino en volumen,

Otros de gran fuerza son Alemania y países en el Mediterráneo como Grecia y Líbano. Es muy difícil casarte con uno . Sudáfrica, por ejemplo, a mi me parece fascinante, me encanta la dinámica, la fuerza y la pasión de sus productores, es una región que tiene inmensas calidades de vinos y terrenos. Australia es un mundo también de gran producción pero muy enfocado a ciertas uvas.

Personalmente soy muy amante de los vinos franceses, españoles, italianos, sudafricanos, chilenos, argentinos, libaneses, alemanes, austriacos, algunos californianos y me gustan los canadienses. Entre ellos el Ice Wine y algunos producidos en British Columbia que son excelentes, en especial los de Pinot Noir y los de corte bordelés. Es una zona de gran producción, opuesta geográficamente a la de Ontario y Niágara y más reconocida internacionalmente. Esos son mis referentes.

G.P.: ¿Por qué Baco es el Dios del vino?

J.C.R.:Porque así lo escogieron los romanos pero para los griegos es Dionisio. La connotación es la siguiente: El imperio romano se expandió mucho más que el Imperio Griego. El Imperio Romano llegó hasta Irlanda, hasta el Mediterráneo árabe, en ese sentido Baco tuvo más fuerza como Dios del vino que Dionisio porque el Imperio Griego fue corto. Los romanos fueron los primeros embajadores del vino y lo expandieron por toda europa. A ellos les debemos mucho.

¡Brindo por ellos!

Juan Carlos Rincón se define como un periodista de pensamiento ecléctico. También es Reiki Master, una técnica de sanación japonesa con más de 130 años de historia. Hace sanación con la energía de sus manos en personas con necesidad de un alivio, una calma, una ayuda. Otros hobbies de Juan Carlos son realizar mezclas de tabaco, elaborar pipas y además es aficionado y coleccionista de whiskies, de malta y rones finos.

ARTICULO TOMADO DEL PORTAL GERMANPOSADA.COM

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