La noche que Pambelé hizo llorar a Colombia de alegría

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Archivo infobae

Por Guillermo Romero Salamanca -. Era sábado y aquel 17 de marzo de 1973 los colombianos guardaban una ilusión: que Antonio Cervantes Reyes “Kid” Pambelé derrotara a su retador, el duro argentino Nicolono Locche.

El país estaba gobernado por Misael Pastrana Borrero, presidencia que pasó sin pena ni gloria, pero que instaló en denominado Upac que encareció la vivienda en Colombia. Por esa obra se le recuerda y porque en su elección se había originado al grupo subversivo M-19. En Estados Unidos acababan de inaugurar las Torres Gemelas de Nueva York y comenzaban las investigaciones por el caso Water Gate, que un año después dejaría por fuera del poder al presidente Richard Nixon.

La única ilusión que tenía Colombia estaba en los puños de este genial negro cartagenero: espigado, ágil, de gran pegada y de rápida solución. Pambelé era ya una leyenda. Era el primer campeón mundial en Walter Junior y demolía con sus golpes a sus contrincantes y esta noche debía ganarle otra vez al escurridizo argentino Nicolino Locche.

Pambelé tenía unos extensos brazos con los cuales asestaba golpes sin consideración en los rostros de sus rivales. Nicolino venía con una hoja de vida extensa en la cual se relataba que siempre había ganado y que nunca había perdido.

Sin embargo, siempre hay una primera vez y esa noche del 17 de marzo de 1973 se encontraron en la ciudad venezolana de Maracay, con la transmisión de televisión por Venevisión para Venezuela, Colombia, Puerto Rico, Panamá y Perú, en el espacio de mayor sintonía, el de Amador Bendañán, el “Sábado Sensacional”.

Amador Jacobo Bendayán Bendayán, conocido como Amador Bendayán fue un actor, comediante, presentador de televisión y productor cinematográfico de Venezuela. Era el más famoso. Es decir, como Fernando González Pacheco-Castro en Colombia.

Eran las ocho de la noche y la contienda presentó a Nicolino, un rolludo boxeador, con gruesos brazos y golpe fuerte y por el otro lado, Antonio Cervantes, “Kid” Pambelé y en el primer round los presentadores venezolanos no le daban mayores puntos al crédito colombiano.

Locche buscaba recuperar el título mundial Walter Junior que había dejado el 10 de marzo de 1972 en Panamá, frente a Alfonso “Peppermint” Frazer. Este panameño, a su vez, perdió el cinturón frente al colombiano Antonio Cervantes, el 28 de octubre de 1972 en el décimo round por nocaut. 

El argentino era un gran campeón. “El Intocable”, como le decían  alcanzó un récord de 136 peleas profesionales, con 6 defensas de títulos  mundiales y sólo sufrió 4 derrotas. Era incorregible y fumador empedernido, pero en el cuadrilátero no se entregaba tan fácil.

Pambelé era un fuera de serie. Disputó veintiún combates de título mundial, manteniendo el título de las 140 libras por casi ocho años.

Nicolino llegó esa noche a llevarse el cinturón. Era su sueño pero poco a poco los guantes mexicanos y amarillos de Pambelé le comenzaron a dar en la frente y en el  tercer round un golpe directo, le cortó el arco superciliar.

El sangrado le impedía ver y el colombiano aprovechó su momento. El médico de la pelea intervino en dos ocasiones: en el sétimo y en el octavo round. Nicolino le pidió al galeno que no lo tocara, para que no herirse más. Era un hombre valiente. La televisión mostraba su rostro ensangrentado, pero resistía. Cuando estaba por salir en el décimo asalto, su entrenador el Flaco Cavillón arrojó la toalla. Nicolino comenzó a llorar. No lo creía. Kid Pambelé se pavoneaba en el cuadrilátero. En ese momento, la radio colombiana puso el Himno Nacional y los seguidores  de la transmisión, se abrazaban unos con otros, había júbilo. En Cartagena, hubo caravanas de carros y mucha harina por todos lados. Era un gran fiestón. La gente lloraba de alegría.

Pambelé hacía feliz a Colombia. Le daba por primera vez una esperanza, una ilusión. !Qué duro era Pambelé!.

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