Por NOOR KHAN
KANDAHAR, Afganistán — Un autobús atestado de civiles fue alcanzado el martes por el estallido de una bomba a la orilla de un camino cerca de la ciudad meridional afgana de Kandahar, matando a 30 personas e hiriendo a 39, en un hecho que subraya el peligro que enfrenta la población ocho años después de que Estados Unidos y sus aliados invadieran el país para destruir a Al-Qaida.
Nueve mujeres y siete niños figuraban entre los muertos, dijo el jefe de la policía provincial Sardar Mohammad Zazai.
Los milicianos están plantando más bombas a la orilla del camino que nunca en Afganistán. Aunque esos artefactos explosivos sin colocados para matar a tropas afganas, de Estados Unidos y de la OTAN, muchas veces acaban matando a civiles que a soldados.
«Los enemigos de Afganistán colocan minas en la carretera principal y matan a mujeres inocentes y niños inocentes», afirmó Zazai.
La explosión alcanzó el autobús en los suburbios al oeste de la ciudad de Kandahar, en un distrito bajo control militar llamado Maiwand.
«No sé qué pasó. Cuando recuperé el conocimiento, me bajé del autobús y vi que había quedado destrozado», dijo un sobreviviente, Lal Jan, luego de ser ingresado en un hospital de Kandahar.
Otra sobreviviente, una anciana llamada Zulaikha Bibi, lloraba por la muerte de su nuera. Dos de sus sobrinos resultaron heridos.
El autobús procedía de la provincia occidental de Nimroz con destino a la ciudad de Kandahar, un viaje que recorre algunos de los distritos más peligrosos del país en las provincias de Helmand y Kandahar.
Las fuerzas estadounidenses y de la OTAN han sido criticadas desde hace tiempo por las muertes de civiles que han causado, con frecuencia a causa de los bombardeos, pero el alto mando estadounidense cree que el Talibán será igualmente blanco de la ira de la población debido a las muertes causadas por las bombas que detonan los rebeldes al pie de carretera.
Un informe de la ONU emitido el sábado afirmó que agosto fue el mes más mortífero del año para los civiles debido a la violencia de los rebeldes. En total, 1.500 civiles murieron en Afganistán de enero a agosto, frente a 1.145 en el mismo período de 2008.
(AP)