Por BEN FELLER
WASHINGTON — El presidente Barack Obama advirtió severamente el lunes a Wall Street a que no regrese al comportamiento temerario y sin ningún control que amenazó con llevar a Estados Unidos a una segunda Gran Depresión similar a la de la década de 1930.
Al cumplirse el primer aniversario del colapso de la firma de inversiones Lehman Brothers, Obama advirtió a los titanes financieros que no podrán contar con más rescates financieros por parte del gobierno.
El mandatario consideró que la economía estadounidense y el sistema financiero comienzan a recuperarse de una espiral descendente. Destacó el mérito de su gobierno y el paquete de estímulo de 787.000 millones de dólares aprobado en el Congreso en los primeros días de haber asumido la presidencia, al haber rescatado al país del borde del abismo.
«Podemos tener confianza de que la tormenta de los dos últimos años comienza a escampar», afirmó.
Aunque la economía comienza a «regresar a la normalidad», agregó Obama, «la normalidad no nos debe llevar a la complacencia».
Obama sentenció que «en vez de aprender de la lección de lo sucedido con Lehman y de la crisis de la que aún nos estamos recuperando», algunos grupos financieros estadounidenses están optando «por no prestarles atención».
Su mensaje enérgico advirtió a la comunidad financiera: «Escuchen mis palabras: No vamos a volver a los días de un comportamiento temerario y de excesos sin ningún tipo de control que desencadenaron esta crisis, donde muchos sólo se sintieron motivados por el apetito de transacciones rápidas y pagas extraordinarias hinchadas».
Obama habló en Federal Hall, en pleno corazón de Wall Street, ante una audiencia que incluye miembros de la comunidad financiera, legisladores y altos funcionarios del gobierno. Tenía previsto almorzar con el ex presidente Bill Clinton después de su discurso, antes de regresar a Washington DC. Funcionarios del gobierno no revelaron los detalles del tema que abordarán durante el almuerzo.
Al destacar su determinación de impedir que se produzca una repetición de la crisis que casi provocó el colapso del sistema financiero mundial el año pasado, Obama dijo que se está atacando el problema por varios frentes.
Entre ellos mencionó la creación de normas nuevas para proteger a los consumidores y de una nueva Agencia de Protección Financiera al Consumidor a fin de que se cumplan esa normas y se cierren esas lagunas de regulación y superposición que «fueron el núcleo de la crisis» porque dejaron a los principales funcionarios sin «autoridad para tomar acción».
Obama ha exhortado al Congreso a que apruebe una drástica reforma sobre el manejo de las entidades financieras pero ha visto escasa acción. Cabilderos, legisladores y algunos reguladores se han opuesto a las propuestas para una mayor vigilancia del sistema financiero y a una intensificación de la supervisión de la actividad bancaria.
Las fusiones y ventas de bancos han consolidado mayor poder en unas cuantas manos y aquellas grandes firmas siguen apostando más del capital que tienen en sus arcas.
La caída de Lehman Brothers — el mayor caso de bancarrota en la historia estadounidense— y las ventas en medio del pánico de Bear Stearns a JPMorgan Chase y de Merrill Lynch al Bank of America transformaron a Wall Street, redujeron el grupo de competidores y aumentaron su poder en el mercado.