Por JAY REEVES
GULF SHORES, Alabama, EE.UU. — Los habitantes de la costa estadounidense en el Golfo de México, ya resistentes a los temporales, decidieron enfrentar a una de las raras tormentas tropicales de fin de temporada, la cual avanzaba el martes hacia el litoral con lluvias intensas, vientos fuertes y algunas inundaciones.
Los vientos de Ida habían amainado a unos 85 kilómetros por hora (50 millas por hora) y a las 04:00 horas (0900 GMT) su centro estaba unos 95 kilómetros (60 millas) al sur-suroeste de Mobile. Se traslada al norte con una velocidad aproximada de 15 kph (nueve mph) y está previsto que toque tierra en el transcurso de la mañana. Las autoridades instalaron alertas de tormenta tropical en partes de Luisiana, Misisipí, Albama y Florida, donde los gobernadores declararon estado de emergencia.
Sin embargo, pocas personas aceptaron el desalojo o buscaron refugio en la costa de Alabama, donde se espera la llegada del otrora huracán que tuvo vientos poderosos de 160 kph (100 mph). Las autoridades dijeron que menos de 70 personas estaban en los albergues establecidos en los condados de Mobile y Baldwin, con unos 565.000 habitantes.
Andrew Abbott permaneció cerca de una zona protegida en un playa pública de la ciudad de Gulf Shores mientras la lluvia caía en las calles y las olas pegaban en el dique marítimo. Estaba contento de vivir a unos kilómetros (millas) de la playa, lejos de la amenaza de inundaciones y vientos dañinos.
«Donde estamos, estaremos bien, y esto no debe ser algo fuerte aquí», dijo Abbott, quien era acompañado de sus dos hijos menores y su ex esposa.
Ida comenzó a recorrer el golfo como el tercer huracán en la tranquila temporada de este año en el Atlántico, la cual termina el 1 de diciembre.
Los aguaceros y las anegaciones parecían los peores problemas. Hasta 20 centímetros (ocho pulgadas) de lluvia podrían caer en algunas zonas, mientras la mayor parte de la costa recibiría entre ocho y 15 centímetros (tres y seis pulgadas).
En Luisiana y Misisipí, las autoridades veían por los centenares de personas que todavía viven en trailers y casas rodantes que les suministró el gobierno federal tras las secuelas de los huracanes Katrina y Rita en el 2005.
Rick McClendon, propietario de una fábrica de camisetas en la ciudad de Bayou La Batre en Alabama, dijo que él y otros no están dispuestos a moverse.
«No estamos en pánico. Después de sufrir a Katrina, se requiere una tremenda tormenta para causarnos pánico. Y ésta no lo es», expresó.