Por TOM HAYS
NUEVA YORK — Sonia Sotomayor recibió una lluvia de aplausos por parte de amigos y colegas reunidos en una corte de Manhattan el jueves, en momentos en los que el Senado votó a su favor para convertirla en la primera juez hispana en llegar a la Corte Suprema federal.
La juez de 55 años, nativa de Nueva York e hija de padres puertorriqueños, observó la votación desde dos pantallas de televisión gigantes acompañada de otros jueces y personal que trabaja en la corte. Sotomayor ha laborado en el edificio desde hace años, primero como juez distrital y luego en la corte federal de apelaciones.
Algunos espectadores dijeron que Sotomayor, con lágrimas en los ojos, atendió una llamada de su madre pocos momentos después de anunciada su confirmación. La escucharon decir: «Mami, estoy con gente aquí», antes de sostener una breve conversación en español.
Al terminarse la reunión, una Sotomayor sonriente prefirió no contestar las preguntas de los reporteros y sólo comentó: «Voy a estar con mis amigos».
En los pasillos fue rodeada por admiradores, muchos de los cuales llevaban broches en apoyo a su nominación. La abrazaron al tiempo que intentaban tomarse fotos con ella usando sus teléfonos celulares. Luego de alrededor de media hora, la nueva juez de la Corte Suprema desapareció al montarse en un ascensor bajo la protección de agentes de seguridad.
La confirmación de Sotomayor también fue celebrada por puertorriqueños en el restaurante Fonda Boricua Lounge, en la zona hispana de Harlem.
«Hoy estoy extremadamente orgullosa de ser puertorriqueña y ver cómo se hace historia», dijo Marina Ortiz, de 50 años.
Evelyn Collazo, de 62 años, lloró luego del voto. Dijo que le recordó a su madre fallecida, quien trabajó en una fábrica y fue activista social en la década de 1950.
«Pensé en mi mamá, que ella está aquí en espíritu, y en sus luchas», dijo Collazo.
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