Londres.- Por Juan Carlos Rincón.- Después de disfrutar el viernes un Beaujolais Cru relativamente ligero con una etapa nerviosa y desgastante, hoy consideré interesante pasar a un nivel superior cuando el Tour de France ciclístico llegó a los Pirineos y los líderes colombianos tenían a su disposición la alta montaña para consolidar sus posiciones; descorché entonces una botella más compleja.
No me equivoqué en la sensación que tenía de la jornada ni en la elección de la botella. Se desplomaron dos franceses favoritos, Thibaut Pinot y Julian Alaphilippe. Al primero le pasaron factura las caídas en el Criterium del Dauphiné y la primera etapa del Tour en Niza, mientras el segundo confirmó lo que había anticipado: que no estaba preparado para disputar la victoria final sino etapas. Perdieron hoy más de 18 minutos Pinot y 11 Julian.
En cambio, los colombianos fueron nuevamente protagonistas, se mostraron sólidos en la montaña y ahora ocupan del quinto al octavo lugar de la tabla general, todos ellos a 13″ de la camiseta amarilla, el británico Adam Yates del equipo australiano Mitchelton-Scott en el que también corre Esteban Chaves.
Para ambos Tours -el ciclístico y el vinícola- es importante apreciar que el nombre de la escuadra (antes Orica) proviene desde 2018 de su patrocinador principal, la bodega Mitchelton, situada en el Valle de Goulburn, en Nagambie, 130 kms al norte de Melbourne, la capital del estado vinícola de Victoria. Fue fundada en 1973, tiene 130 hectáreas de viñedos y su especialidad son los vinos blancos provenientes de la uva francesa Marsanne (originaria del Ródano y también plantada en California), el espumoso Mitchelton’s Riesling que es de los mejores de Australia, y vinos tintos de Cabernet Sauvignon y Shiraz, también proveniente del Ródano francés.
El Fleurie, otro Cru de Beaujolais pero de cuerpo medio y más complejo que el Chiroubles de la sétima etapa, fue ideal para continuar nuestro ingreso a la región de Borgoña con mi Tour de vinos franceses. Administrativamente, Beajoulais pertenece a la región de Borgoña, aunque Fleurie es una comuna situada en el departamento del Ródano.
Fleurie es uno de los Cru de Beaujolais más exportados a Estados Unidos y produce un vino complejo y muy sedoso en el paladar, con notas de frutos rojos y flores. En añadas ideales, como la 2009 que descorchamos esta tarde, se recomienda beberlo después de cuatro años y puede guardarse hasta 15, y a veces más. Domaine des Nugues, con 34.5 hectáreas de viñas, es uno de los más destacados, según me explicó mi cavista en París.
La etimología de la palabra es igualmente interesante. Los mapas medievales registran a Fleurie como “Floriacum”, que provendría de la raíz latina “flos” (flor o floreciente) empleada para describir un territorio fructífero. Sin embargo, también podría ser un nombre que indica propiedad porque el sufijo galo-romano “acum” (“Flori-acum”) indica una posesión. Entonces el nombre Floriacum significaría una propiedad de Florus y de hecho en la zona elevada de la localidad se construyó el “Castillo de Floriacum”, un nombre que se repite en muchos lugares de Francia que fueron elegidos para fundar monasterios. Hay un monasterio de Fleury en Dijon (capital de los vinos de Borgoña) y hubo otro cerca de Rouen, en Normandía. Pero dejemos de lado la historia.
Propiedad familiar
El dominio se llamaba originalmente el “Clos des Nugues”. Clos es la palabra francesa que denomina una propiedad vitícola cercada por un muro de piedra, característica principalmente extendida en la región de Borgoña y que proviene del origen de los viñedos, pertenecientes antiguamente a monjes y comunidades religiosas. Lo compró en 1976 Gérard Gelin y al llegar el nuevo milenio su hijo Gilles se le unió para desarrollarlo.
Hoy tiene 34.5 hectáreas de viñedos, de las cuales 5.5 están en Fleurie, 2 en Moulin à Vent y 0tra en Morgon, tres Cru de Beaujolais. El resto son Beaujolais-Villages, la categoría corriente, que representa un 25% de la producción de la región.
Además de los tradicionales Gamay y Chardonnay (produce también vinos blancos), Gilles decidió plantar una hectárea con parcelas de dos uvas atípicas para la zona, Syrah (2/3) y Vidoc. Esta ultima es una uva producida en laboratorio y hoy es la de mayor resistencia a dos hongos funestos para las viñas, el mildiu y el oidio. Es un cruce genético conseguido en 1996 en Alemania, entre la uva blanca Bouquet (también plantada en España, Italia y Africa del Sur) y la uva tinta y de piel oscura Regent, la más resistente a las enfermedades fúngicas.
El Domaine des Nugues está localizado en Lancié, al norte de la zona delimitada Beaujolais. Desde 2010 Gilles es el propietario y produce 15 cuvés diferentes, con viñedos que tienen en promedio 45 años de edad, una edad ideal para obtener excelentes vinos. Del Fleurie se elaboran anualmente 38.000 botellas que se ofrecen a un precio de entre US$18-20.
El segundo Cru de Beaujolais de este Tour de France 2020 me sorprendió por su color tan rojo profundo y sus notas exóticas de pimienta y ceniza. Proviene también de suelos graníticos y de arenas de pedernal que le aportan su carácter. Ciertamente que en este 2009 aún se aprecia en el paladar la fruta (mora e higos) pero tal vez la evolución de 9 años en la botella ya había consumido las notas florales de violeta que tanto han gustado a mis lectoras. El productor recomienda beberlo entre cuatro y seis años.
Igual, lo disfrutamos mucho con un sandwich de pechuga de pollo y ensalada en la terraza, antes de concentrarme a ver el final de la etapa. En pleno Tour de Francia, en cuarentena por la pandemia del Covid-19 y con mínimo tiempo de relax, no es esencial para mí una gastronomía muy elaborada como un Filet Mignon que le armonizaría perfectamente. Creo además que el Fleurie es un vino amable para toda ocasión.
* Sitio web del Domaine des Nugues: www.domainedesnugues.com
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Tomado del Blog «Mi Rincón», de nuestro colaborador habitual Juan Carlos Rincón (www.blog.rincondecata.com)