Por EVA VERGARA
SANTIAGO DE CHILE — En América Latina y el Caribe se sumó un millón de nuevos desempleados urbanos a fines de marzo por causa de la crisis internacional, informó el jueves un comunicado conjunto de Cepal y la OIT.
Según antecedentes recopilados en nueve países de la región, que tienen la mayor parte de población económicamente activa, al concluir marzo el desempleo regional subió a un 8,5%, un 0,6% más que en el primer trimestre de 2008, cuando llegó a 7,9%.
«Enfrentamos un escenario en el cual los datos sobre empleo y trabajo se han convertido en números detrás de los cuales están las historias reales de millones de mujeres y hombres para quienes el futuro ahora es incierto», dice el boletín conjunto de CEPAL y OIT sobre Coyuntura Laboral en América Latina y el Caribe: crisis y mercado del trabajo.
«La coyuntura actual muestra que los niveles de ocupación están empeorando», afirma la nota.
Ambos organismos internacionales, en su primera nota conjunta, señalan que a los 15,9 millones de personas desempleadas en 2008, este año podrían sumarse entre 2,8 y 3,9 millones de cesantes.
En 2008 el desempleo alcanzó un 7,5% y a fin de año la cifra aumentará a un rango que va de un 8,7 a un 9,1%, afirmaron Cepal y la OIT. Una proyección de diciembre de Cepal estimaba un crecimiento del desempleo a un rango de entre 7,8 a 8,1%.
El producto interno bruto (PIB) de la región se contraerá este año en un 1,7%, según pronosticó en la víspera la Cepal. El crecimiento en 2008 fue de un 4,6%.
Según el análisis de Cepal y la OIT, el desempleo sigue afectando más intensamente a las mujeres, aunque «la desaceleración económica ha impactado más a los hombres a comienzos de 2009, particularmente en las economías más grandes de la región».
Se cree que ante las dificultades para encontrar trabajo asalariado, algún segmento de desempleados en edad activa «se incorpore a realizar actividades informales en los hogares o en trabajos por cuenta propia de escasa productividad e ingresos, con la lógica fundamental de sobrevivir».
«Es probable que en muchos hogares de menores ingresos la crisis impulse a miembros no activos a la búsqueda de empleo o a incorporarse a alguna actividad laboral, incluyendo a niños, jóvenes, mujeres o grupos de mayor edad», agrega el estudio.
En el mercado formal de trabajo también «se esperaría una tendencia creciente a informalizar los contratos, con la idea de reducir costos laborales. Esto traería como consecuencia una mayor precarización del empleo y desprotección social».
«De acentuarse la crisis se espera un mayor déficit de trabajo decente con consecuencias adversas sobre los ingresos y las condiciones de vida de la población» advierte el comunicado de Cepal y la OIT.
Ambas organizaciones estiman que la región está mejor preparada para enfrentar los rigores de la crisis y que los gobiernos han adoptado medidas de políticas contracíclicas «para atenuar sus impactos negativos y estimular la demanda agregada de la economía».