BUENOS AIRES (AP) — El sector agropecuario cumplió el lunes el tercer día de huelga de comercialización de granos y ganado con cortes de rutas en varios puntos del país en los que se produjeron algunos incidentes entre productores rurales y camioneros.
En el Mercado de Liniers, donde se concentra el ingreso de vacunos a la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, se recibieron sólo 200 animales de los más de 4.000 que ingresan cada lunes.
La huelga de comercialización de granos y ganado, que se extenderá hasta el viernes, es el séptimo paro desde que comenzó el conflicto entre el campo y el gobierno de Cristina Fernández hace más de un año.
El agro reclama una rebaja en las retenciones (derechos de exportación) de granos para compensar los efectos de la caída del precio de las materias primas por la crisis global y la peor sequía en décadas.
A pesar de haber otorgado algunos beneficios al sector –como la rebaja en las retenciones al trigo y al maíz y subsidios a la producción lechera, entre otros– el gobierno se ha negado a discutir una reducción en las retenciones a la soja, de la que Argentina es uno de los mayores proveedores mundiales.
La disputa entre el campo y el gobierno recrudeció el jueves luego de que los diputados del oficialismo se negaran a debatir un proyecto de ley impulsado por las organizaciones rurales para reducir esos gravámenes.
Horas más tarde, Fernández anunció la creación de un fondo especial para obras de infraestructura con ingresos obtenidos por las retenciones a la soja, reafirmando su negativa a reducir esos gravámenes.
El paro ha enfrentado al sector rural con los camioneros, que temen que los productores que no adhieren a la huelga envíen sus granos a puerto por tren.
«Hay que tomar medidas. Estamos cansados de que nos usen. El grano lo envían en tren y no por camión», dijo Rubén Agugliaro, titular de la Confederación Argentina del Transporte Automotor de Cargas (CATAC), a radio Continental.
La televisión local reprodujo algunos incidentes entre camioneros y productores en la localidad de Gualeguaychú en la provincia de Entre Ríos –231 kilómetros al noreste de Buenos Aires–, donde la ruta se encontraba totalmente bloqueada.
Eduardo Buzzi, presidente de la Federación Agraria Argentina –una de las cuatro entidades rurales que convocaron la huelga– aseguró que en los cortes de rutas se vive un clima de creciente tensión. Según esa entidad rural, se registraban al menos un centenar de cortes en todo el país.
«Empieza a haber una situación que se va enrareciendo y que es funcional al gobierno», dijo Buzzi a radio 10.
«Hay operativos que se están montando, quiero chequearlos, que enrarecen la protesta legítima que llevamos los productores», añadió.
Pero Hugo Moyano, titular de la Confederación General del Trabajo (CGT), la principal central obrera, y líder del gremio nacional de los camioneros, trató de «trastornados e imbéciles» a quienes han hecho circular versiones que indican que los camioneros tendrían instrucciones del gobierno para generar incidentes con los productores en las rutas.
Moyano es un ferviente aliado de la presidenta y de su esposo y antecesor Néstor Kirchner, titular del peronismo.
La disputa entre el gobierno y el campo comenzó en marzo de 2008 cuando Fernández intentó imponer un esquema tributario que ataba las retenciones al precio internacional de los granos, rechazado en julio por el Senado.
Esa decisión desembocó en huelgas y bloqueos de rutas que durante cuatro meses paralizaron el país y afectaron el abastecimiento de alimentos.