Por FERNANDO VERGARA
SUTAMARCHAN, Colombia — Bajo el lema ¡Reconciliémonos a tomatazo limpio!, unos 1.000 colombianos inmersos en unas 15 toneladas de tomate se desahogaron el domingo de sus frustraciones cotidianas en esta localidad al norte de Bogotá.
Ataviados con playeras blancas, con inscripciones y dibujos alusivos al tomate, los participantes en la «tomatina» se arrojaron el fruto que estallaba en su cuerpos y rostros impregnándolos de un color rojo fluorescente.
A diferencia de la misma celebración en las calles de Buñol, España, de donde fue copiado este evento, el de acá se realiza en la cancha de fútbol de esta localidad en las verdes e imponentes montañas del departamento de Boyacá, al centro del país, a unos 120 kilómetros al norte de Bogotá.
«Llegaron delegaciones de Alemania, Suiza, Francia y Corea. Ellos vieron la publicidad y me llamaron para informarse de cómo llegaban al municipio», dijo Heynner H. Suárez, coordinador y director del espectáculo en diálogo con la AP.
Aseguró que la hortaliza usada en la festividad no es apta para el consumo humano, y una forma de evitar que contamine es realizando esta guerra de tomates, o de lo contrario habría que enterrarla.
Tras la explosión roja, los bomberos limpiaron el estadio con potentes chorros de agua y las sobras fueron a parar al basurero municipal.
«Acá llegan unas 5.000 personas a presenciar cómo hombres y mujeres celebran la tomatina», acotó Suárez.
Los asistentes también se relajaron participando en carreras de encostalados, un concurso que consiste en introducir las piernas en un costal y recorrer unos 100 metros dentro del mismo. La mayoría de los participantes no logran correr, sino que ruedan por el suelo.
El tomate usado fue el sobrante de unos 1.000 productores del fruto que se cultiva en invernaderos de unos 16 municipios de esta región, que genera alrededor de 3.000 empleos directos e indirectos. La producción semanal puede llegar a las 200 toneladas, precisó el organizador.
El nombre del municipio, que en diciembre conmemora 453 años de fundado, es la mezcla del vocablo indígena local Suta, que significa soberano, y Marchán en homenaje al español Pedro Merchán de Velasco. El clima de la localidad es templado.
Agencia AP.