Condenan a 30 años a excongresista por masacre de Segovia

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El excongresista César Pérez García, de 78 años, fue condenado a 30 años de cárcel como autor intelectual de una masacre de 43 personas perpetrada por paramilitares en el norte del país en 1988, informó la Corte Suprema de Justicia.

El alto tribunal halló responsable al excongresista de la ejecución de un «crimen de lesa humanidad» en los hechos sucedidos la noche del 11 de noviembre de 1988 en el municipio de Segovia, departamento de Antioquia.

El defensor de Pérez García, abogado Jorge Aníbal Gómez, calificó de injusta la sentencia.

La oficina de prensa de la Corte Suprema informó que Pérez fue encontrado culpable de los delitos de homicidio, lesiones personales y concierto para delinquir, la asociación de dos o más personas para cometer un número indeterminado de crímenes.

Pérez García había sido arrestado en julio de 2010 y desde entonces ha permanecido detenido en La Picota.

Con la confesión del paramilitar Alonso de Jesús Baquero, alias «Vladimir», «se dio paso a la presunta participación de César Pérez García como autor intelectual de los hechos, al develar las relaciones entre el excongresista (y los jefes) Henry de Jesús Pérez y Fidel Castaño Gil, de su actuar para cumplir la misión encomendada, como era incursionar en la población de Segovia… dado el interés político del líder liberal de recuperar ese municipio que otrora había sido su fortín político», sostuvo la Corte Suprema en la acusación contra Pérez García en marzo de 2011.

Según Gómez, a su defendido sólo lo implicaba el testimonio de «Vladimir», «una persona que lo involucró a él cinco años después de la masacre, para obtener beneficios. De modo que era una persona en la que no se podía creer». Por eso insistió en que «uno acata y respeta las decisiones, pero no me parece justo».

El ex congresista había sido investigado en el pasado por la Fiscalía como autor intelectual de la masacre, pero como nunca se tomó la decisión de enjuiciarlo el plazo para juzgarlo prescribió en noviembre de 2008. Sin embargo, la Corte Suprema retomó el caso luego de que a fines de 2009 resolvió que los delitos de lesa humanidad no prescriben y por tanto Pérez García volvió a quedar bajo investigación. En Colombia, las investigaciones por el delito de homicidio prescriben o se archivan a los 20 años si las autoridades judiciales no han ubicado y procesado a los responsables.

La pesquisa hecha por la Fiscalía en las décadas de 1980 y 1990 sostenía que la masacre habría sido cometida en venganza por la derrota que los partidos tradicionales -como el Partido Liberal, en el que militaba Pérez García- habían sufrido en las elecciones para alcaldes de marzo de 1988 a manos de la Unión Patriótica.

Enterado de la decisión de la Corte Suprema, el congresista Iván Cepeda dijo que la de Segovia es una masacre emblemática por «el proceso de exterminio (por) la militancia de la Unión Patriótica». Su padre, el senador Manuel Cepeda Vargas, de esa fuerza política, fue asesinado en Bogotá en 1994.

Destacó que la condena es un mensaje en favor no sólo de los familiares de las víctimas de Segovia, «sino también que deja sentada ante la sociedad colombiana la violencia que fue desatada contra este movimiento político y la forma en que fueron exterminadas sus bases populares y sociales».

Alias «Vladimir» aseguró en la Fiscalía, en enero de 1996, que Pérez García «fue quien coordinó (la masacre) con (el ex jefe paramilitar) Fidel Castaño, pidió toda la ayuda para sacar la UP (Unión Patriótica) de Segovia porque había perdido las elecciones».

Pérez García siempre se mostró ajeno a los hechos y pregonó su inocencia.

Visiblemente emocionada por la noticia de la condena a Pérez García, Constanza Restrepo, quien perdió en la masacre a su padre y a dos de sus hermanos, expresó su felicidad. «Estamos felices porque esto lo estábamos esperando hace 25 años».

«No quepo en la ropa (de la alegría), tengo temblor, tengo de todo en este momentico», indicó la mujer de 48 años y cuyo padre, Carlos Restrepo, militante de la Unión Patriótica, tenía 75 años cuando fue cometida la matanza. Uno de sus sobrinos, enfatizó, logró salir con vida de Segovia pero tiempo después fue asesinado en Medellín.

«Estos últimos 25 años han sido una tragedia para mi familia, porque mataron a casi toda la familia… Nos cambiaron la vida totalmente. Nos dieron una vuelta del todo, porque nosotros vivíamos pobremente, pero con dignidad, con respeto a la gente; hemos aguantado hambre, hemos aguantado humillaciones», añadió.

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