Del EEUU rural a la cumbre de la ópera gracias al karaoke

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Operatic baritone Lucas Meachem, who is performing in "La Boheme" at the Met, sings at a karaoke bar on March 8, 2018 in New York. His voice packing an R&B brassiness yet refined with an unforced vibrato, Meachem is no dabbler in bar singing. He is one of opera's rising stars, recently completing a stint as a male lead in "La Boheme" at New York's Metropolitan Opera -- and karaoke was key to his success. / AFP PHOTO / Don EMMERT / With AFP story by Shaun TANDON: From 'the sticks' to opera top bill, thanks to karaoke / “The erroneous mention appearing in the metadata of this photo by Don EMMERT has been modified in AFP systems in the following manner: [Operatic baritone Lucas Meachem] instead of [Operatic tenor Lucas Meachem]. Please immediately remove the erroneous mention from all your online services and delete it from your servers. If you have been authorized by AFP to distribute it to third parties, please ensure that the same actions are carried out by them. Failure to promptly comply with these instructions will entail liability on your part for any continued or post notification usage. Therefore we thank you very much for all your attention and prompt action. We are sorry for the inconvenience this notification may cause and remain at your disposal for any further information you may require.”

Nueva YorkEstados Unidos | AFP | domingo 17/03/2018 – por Shaun TANDON

Micrófono de karaoke en mano, Lucas Meachem mece suavemente su cuerpo y suelta un poderoso «I believe I can fly» capaz de avergonzar instantáneamente a los incautos amateurs que abarrotan este acogedor bar de Nueva York.

Con una voz cargada de R&B pero al mismo tiempo refinada, con un vibrato espontáneo, Meachem es mucho más que un cantante aficionado. Es una estrella de ópera en ascenso que acaba de interpretar uno de los principales roles masculinos en «La Bohème» en la Ópera Metropolitana de Nueva York, pero el karaoke fue clave en su éxito.

Meachem, de 39 años, creció en el campo de Carolina del Norte y estudió música en la universidad. Saltó a la fama en 2006, cuando visitó París por primera vez tras ganar una beca de la Ópera de San Francisco para aspirantes a cantantes y acudió a un bar frecuentado por celebridades del mundo de la ópera.

Decidió acercarse a la máquina de karaoke y cantar «I Believe I Can Fly», la balada de R. Kelly sobre cómo hallar fuerza interior, e impresionó tanto a la mezzosoprano Susan Graham que ésta lo recomendó para un papel en la Ópera Lírica de Chicago.

El karaoke es una pasión de Meachem. La habilidad necesaria para dominarlo, imitar la voz de otro, le abrió las puertas de la ópera.

Meachem, uno de los cuatro hijos de una maestra de escuela, creció poco expuesto a la ópera pero imitaba desde pequeño canciones populares en la radio de Michael Jackson o de Steven Tyler, de Aerosmith.

Una Navidad, su madre le regaló un casete de los Tres Tenores, el legendario trío integrado por los españoles José Carreras y Plácido Domingo y el italiano Luciano Pavarotti.

«Era como algo celestial para mí que estas personas pudieran lograr esos sonidos con la voz humana sin amplificar», cuenta Meachem a la AFP en un bar del Upper West Side donde hizo alarde de sus proezas en el karaoke.

«De repente surgió este tipo de canto que yo no podía replicar», dice. «Tras escuchar eso, mi vida cambió para siempre».

«Perdón Steven Tyler, Whitney Houston y Michael Jackson, que en paz descansen. Pero no pudieron interesarme de la misma manera, porque ya podía hacer eso».

– Entre dos mundos –

Meachem, un hombre afable con el físico de un atleta universitario y penetrantes ojos azules, está orgulloso de sus raíces rurales pero bromea con que viene «del culo del mundo».

Reconoció que cantar en el Met, la casa de ópera más prestigiosa de Estados Unidos, no impresiona mucho a sus amigos de la infancia.

«Puedo ir a casa y decir ‘Voy a cantar en el Met y en Viena y en Londres y en San Francisco y en Chicago, y luego decir que voy a cantar el himno nacional en un partido de los Rangers en Nueva York, y me dirán: ‘¡El juego de los Rangers, eso sí que es algo!'».

Entre estos dos mundos, Meachem también escribe ensayos en un blog donde ofrece todo tipo de consejos, desde pagar los impuestos (asegúrate de pagarlos) hasta sobre cuán descolocado se sintió cuando ganó un Grammy el año pasado.

En «The Baritone blog» (El blog del barítono) admite que llegó a llenar los bolsillos de su abrigo con comida para sobrevivir cuando era estudiante, en una escena que recuerda a «Los miserables».

También confiesa que llamaba a empresas de comida a felicitarlas por sus productos, para que éstas le enviaran paquetes de muestras que lo ayudaran a subsistir.

Estas experiencias, reflexiona, le sirvieron a la larga para interpretar el rol de Marcello en «La Bohème», el pintor pobre que vive entre bohemios parisinos.

«Alguien que no puede pagar las cuentas; ya me ha pasado. Alguien que no puede pagar la electricidad, así que hace frío en la casa, y no puede comprar leña; también me ha pasado», dice Meachem.

«Hay mucho de la vida imitando al arte en esa ópera para mí personalmente».

También asegura que el error más común al cantar ópera es no saber proyectar la voz. No es como en el karaoke ,que hay micrófono, explica.

Visiblemente enamorado de su esposa Irina, una pianista y profesora de ópera de Minnesota, también da consejos sobre cómo hacer para que el amor dure. Y comenta su decisión de adoptar una dieta vegetariana, por compasión hacia los animales y para perder peso.

«Veo cómo cambia la tendencia en la ópera hacia cantantes más esbeltos», afirma.

Meachem recuerda toda la ayuda que recibió cuando era más joven y cuántas preguntas tenía, y actualmente se ve a sí mismo como un mentor. «Ahora que estoy en la cima, quiero pasar ese conocimiento a la próxima generación».

sct/lbc/ll/dg

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