Dudas sobre seguridad en guardería mexicana luego de tragedia

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Por OLGA R. RODRIGUEZ

HERMOSILLO, México — Mientras la guardería se llenaba rápidamente de humo, los cuidadores, vecinos y padres se esforzaron por evacuar a 142 niños —muchos de ellos bebés— al través de la única salida que funcionaba hasta que llegaron los equipos de rescate.

Ninguna alarma de incendio o sistema de rociadores se accionó, y una madre dijo que una segunda puerta de la guardería estaba cerrada con cerrojo y nadie pudo encontrar la llave.

Al menos 40 niños murieron en el incendio devastador que suscitó dudas sobre las normas de seguridad en más de 1.500 centros de cuidado infantil donde el gobierno mexicano ofrece atención barata para más de 200.000 menores.

El presidente Felipe Calderón, que la noche del sábado visitó algunos de los 33 niños hospitalizados, prometió una investigación exhaustiva de las causas de la tragedia que ha sacudido a México.

Bomberos, padres y vecinos que corrieron para rescatar a los niños dijeron que sólo había una salida en funcionamiento —la puerta delantera— y que no funcionó ninguna alarma contra incendios ni ningún sistema de rociadores. Varias personas desesperadas abrieron grandes hoyos en los muros exteriores, e incluso un hombre embistió su camioneta en tres ocasiones contra la guardería en la ciudad de Hermosillo, capital del estado noroccidental de Sonora.

Además, la guardería ABC —que era una bodega— pasó una inspección de seguridad menos de dos semanas antes del incendio del viernes, según Daniel Karam, director del Instituto Mexicano del Seguro Social, el organismo gubernamental que rentaba los servicios del centro privado.

«¿Cómo fue que no hallaron ningún problema? Allí están los resultados», exclamó Karla Gastélum, cuya hija de tres años y una sobrina de dos estaban en la guardería pero escaparon ilesos. Cuatro niños del grupo de la niña murieron.

Aunque las autoridades informaron inicialmente que sólo seis cuidadores estaban trabajando el viernes en la guardería, Gastelum y otras personas dijeron que había unos 20 ese día.

Gastelum indicó que en la guardería había simulacros de incendio, pero que algunos cuidadores parecían demasiado heridos o aturdidos para volver a ingresar después de que salieron con los niños que pudieron.

Las llamas se esparcieron primero de un almacén aledaño de llantas y partes automotrices al techo de la guardería y luego hacia el interior. Los bomberos desconocen todavía cómo comenzó el incendio.

«El lugar está en malas condiciones. Es una bodega, no hay ventanas en los salones», indicó Guadalupe Arvizu, quien visitaba en el hospital a su nieto de dos años que resultó lesionado. La madre del pequeño trabajaba en la guardería pero salió ilesa en el incendio.

Arvizu indicó que el edificio sí tiene una salida de emergencia, pero no pudo ser abierta el día del incendio, y aseguró que no sabe la razón.

Mientras, los padres afligidos de los pequeños muertos enterraron a sus hijos el fin de semana. Al menos 5.000 personas asistieron la tarde del domingo a una misa por los niños en un sala de conciertos en Hermosillo.

Las procesiones fúnebres avanzaron despacio hacia las iglesias de Hermosillo, decoradas con globos y flores en memoria de los menores.

La familia de María Magdalena Millán, de dos años, depositó rosas blancas sobre su ataúd y ató un globo con la imagen del personaje Dora la Exploradora a la cruz sobre su tumba durante uno de los primeros entierros el sábado.

«¡Te amo y no te quiero dejar aquí!», gritó su madre durante el funeral.

El presidente Calderón llegó la noche del sábado a Hermosillo para consolar a las familias.

Les deseó a los heridos una recuperación rápida y prometió a las familias de los niños todo el apoyo de parte de la Secretaría de Salud y una investigación completa.

«Yo quiero decirles a las mamás y a los papás de los pequeños que han fallecido que los acompañamos en el profundo dolor por el cual están atravesando por esta terrible pérdida», dijo el presidente horas antes el sábado en un poblado en la península de Yucatán.

El balance de muertos aumentó a 40 el domingo después que dos niños murieron en hospitales, informó Raymundo López Vucovich, secretario de Salud del estado de Sonora. La mayoría de las víctimas perdieron la vida por falla de órganos provocada por inhalación de humo, agregó.

El papa Benedicto XVI envió un telegrama de condolencias por los muertos y heridos en el incendio, informó el domingo el Vaticano.

El pontífice expresó su «dolor profundo» por las noticias y ofreció sus oraciones fervientes por las víctimas así como condolencias a los padres y otros allegados de quienes perecieron, agregó el telegrama.

Delfina Ruelas, de 60 años, dijo que su nieto Germán León murió el sábado por la mañana a consecuencia de las quemaduras que sufrió, tres días después de su cuarto cumpleaños.

«Yo pensé que él no estaba tan quemado y que lo íbamos a encontrar bien, pero estaba muy quemado. Lo operaron ayer y aguantó la operación pero ya hoy no aguantó», dijo entre lágrimas frente a la morgue, acompañada por otros 30 parientes.

De los 33 niños que seguían hospitalizados el domingo, 23 estaban en Hermosillo, incluyendo 13 en condición crítica, dijo López Vucovich. Agregó que uno de ellos presenta muerte cerebral.

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