Por JUAN ZAMORANO
TEGUCIGALPA — El gobierno de facto del presidente Roberto Micheletti anunció que a partir del domingo suspendió el toque de queda impuesto tras el derrocamiento del mandatario Manuel Zelaya.
En un comunicado leído en cadena de radio y televisión, el gobierno informó que la medida se toma luego de que el toque de queda de las últimas dos semanas ha «devuelto calma a la población» y ayudó a reducir los índices delictivos.
La administración interina impuso la medida excepcional luego del golpe de estado y expulsión de Zelaya por parte de los militares el 28 de junio, en un hecho que sumergió a este país centroamericano en una profunda crisis política y polarización.
El toque de queda se aplicaba desde las 11.00 de la noche a las 4:30 de la madrugada, por lo que el país recobra la actividad normal a partir de la noche del domingo.
«En virtud de haberse alcanzado los objetivos de esta disposición, de haber devuelto la calma a la población, el gobierno informa al pueblo y a la comunidad internacional que a partir del 12 de julio se suspende el toque de queda», destaca la nota oficial.
El gobierno interino agradeció a la población por acatar la medida, aplaudida por algunos en las calles pero puesta en duda por los seguidores de Zelaya.
La suspensión del toque de queda «es para dar a entender al mundo que hay un ambiente de libertad en el país», reaccionó en una entrevista Juan Barahona, coordinar nacional del Bloque Popular y miembro del movimiento contra el golpe a Zelaya. Pero «la represión de los golpistas continúa».
«No es más que una medida empujada por los dueños de los negocios nocturnos que estaban perdiendo dinero. Aquí la libertad y la democracia se restablecerán cuando retorne Zelaya», agregó.
Guillermo Quintanilla, un taxista de 50 años, reaccionó feliz al enterarse de la medida. «Gracias a Dios. Mucha gente que trabaja de noche no lo podía hacer».
El anuncio coincidió con denuncias de comunicadores venezolanos del canal de televisión Telesur de que fueron detenidos por la policía la noche del sábado y liberados en horas de la madrugada, en un incidente que el embajador Armando Laguna calificó como un «acoso».
«Esta mañana se ha levantado el toque de queda. Hay libertad de tránsito, hay libertad de movimiento. Entonces, ¿Cuál es el amedrentamiento?», se quejó el embajador venezolano.
El ministro de Información René Zepeda rechazó que se esté buscando coartar el trabajo de la prensa internacional, y que en Honduras «lo que queremos es paz».
El levantamiento del toque de queda se da dos días después que delegados de Zelaya y de Micheletti se reunieron en Costa Rica bajo la mediación del presidente de ese país, Oscar Arias, en un esfuerzo por buscar una salida a la crisis. No obstante, la primera ronda de la negociación no arrojó resultados concretos y las partes mantuvieron posiciones diferentes sobre el posible retorno al poder de Zelaya, el punto central del diálogo.
Arias quedó en convocar a otra ronda de negociación, aunque no se estableció lugar ni fecha. La administración interina de Micheletti prometió participar activamente en la negociación hasta que se llegue a un desenlace, que por ahora luce incierto.
En Ciudad del Vaticano, el papa Benedicto XVI expresó el domingo su «viva preocupación» por Honduras e invitó a superar a través del diálogo la situación creada por el golpe militar.
Micheletti fue designado por el Congreso tras la expulsión de Zelaya, pero no ha sido reconocido por la comunidad internacional, que propugna por el restablecimiento a su cargo del líder depuesto.