Guardias armados generan cierre de puente en frontera EEUU-Canadá

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Por WILLIAM KATES

ST. REGIS-NACION MOHAWK, Nueva York, EE.UU. (AP) — Melinda Walk necesita que vuelvan lo antes posible sus clientes canadienses, al punto de que está dispuesta a reconocerles el valor total de su moneda en su estación de servicio del lado estadounidense de la frontera, por más que pierda 12 centavos por dólar.

Walk es una de varios comerciantes afectados por una disputa entre los mohawks canadienses y su gobierno en torno al uso de guardias armados en la aduana de Cornwall Island, que se encuentra en tierras indígenas. Una protesta indígena motivó el cierre del puente.

«Estoy dispuesta a asumir una pequeña pérdida con tal de que vuelvan», declaró. «No es mucho, pero tengo que hacer algo. El cierre del puente me está quitando muchos clientes».

Su negocio se encuentra en el lado estadounidense de la reserva mohawk de St. Regis, a poco más de un kilómetro (menos de una milla) del Puente Internacional Seaway, sobre el río St. Lawrence, que une el estado de Nueva York con Cornwall Island y Cornwall, un puerto industrial de 45.000 habitantes en la parte continental de Canadá.

Los mohawks acusan al gobierno canadiense de violar su soberanía tribal al disponer la presencia de guardias armados sin su consentimiento.

«Por meses han ignorado nuestro pedido de consultas, un derecho básico de toda nación soberana», afirmó Brendan White, portavoz del Consejo Mohawk Canadiense en Akwesasne.

Un pequeño grupo de manifestantes acampó en el puente y la semana pasada llegaron unos 200 indígenas de distintos sectores de Canadá para darles su apoyo.

«Es nuestra tierra y no queremos más armas», declaró White. «Nuestra protesta seguirá siento pacífica, pero no vamos a irnos hasta que el gobierno acepte nuestra demanda».

El gobierno canadiense cerró el puente sobre la medianoche del 31 de mayo, cuando unos 400 indígenas se congregaron frente a la aduana de Cornwall Island. Se quejan de que los guardias en el pasado han tenido actitudes abusivas hacia ellos.

La presencia de guardias armados en la frontera es una de las promesas que hicieron los conservadores en las elecciones del 2006. El de Cornwall es el único puesto fronterizo en tierras indígenas, según White.

El ministro de seguridad pública canadiense Peter Van Loan amenazó con cerrar el puente permanentemente si no se resuelve la disputa. Su oficina dice que se trata de un tema de seguridad nacional y que la presencia de guardias armados no es negociable.

Los mohawks han pedido la intervención de los tribunales.

Mientras tanto, se acumulan las pérdidas de Walk y otros 200 negocios de Akwesasne, comunidad mohawk de 12.000 habitantes.

Si el puente está cerrado, los estadounidenses no pueden ir de compras a Canadá, donde pagan con una divisa más fuerte que la canadiense; y los canadienses no pueden ir a las casas de juego de St. Regis ni comprar cigarrillos y gasolina, que son más baratos.

Varios negocios de las tierras indígenas han cerrado o despedido empleados.

Del lado estadounidense de la frontera, la actividad comercial disminuyó un 20% y se acumulan las pérdidas, de acuerdo con David Staddon, portavoz de la tribu en St. Regis.

El impacto del cierre es particularmente notable en el Akwesasne Mohawk Casino, cuya actividad ha mermado un 25%, y en el Mohawk Bingo Palace, donde se redujo en más de un 30%. Ambas son propiedad de la tribu y emplean 800 personas, más que ninguna otra empresa de la región.

«Esto nos ha golpeado duro. Estamos ingresando en la temporada alta», dijo el jefe tribal James Ransom. «No hemos tenido que despedir gente, pero nos encaminamos en esa dirección si esto continúa».

También resultó afectado Massena, pueblo de 11.000 habitantes a ocho kilómetros (cinco millas) del puente, según el director de la cámara de comercio local. Los canadienses representan entre el 30% y el 40% de la clientela.

«Es terrible y empeora con cada día que pasa», manifestó Gleason. Agregó que la actividad comercial se redujo entre un 25% y un 50% y que «cuando termine todo esto, costará recuperar el terreno perdido».

Gleason señaló que los negocios están reduciendo las horas de trabajo del personal.

Uno de esos negocios es el restaurante Trombino, cuyo propietario Steve Nadeau dijo que «esto nos tomó por sorpresa».

«No sé cuántos golpes puede soportar esa comunidad», agregó.

En el último año desaparecieron 1.300 trabajos en Massena por el cierre de una planta de repuestos de General Motors y de una fundidora de Alcoa. El desempleo en esta zona rural es del 9%.

El de Massena-Cornwall es el sexto más transitado de los 124 cruces que hay en la frontera entre Estados Unidos y Canadá, indicó la Agencia de Protección de Aduanas y Fronteras de Estados Unidos.

Estados Unidos no se ha involucrado en la disputa porque la considera un tema que debe ser resuelto por los canadienses.

La resistencia de los mohawk a la presencia de guardias armados obedece en parte al hecho de que la reserva fue sacudida por episodios de violencia a comienzos de la década de 1990, cuando enfrentamientos entre los que estaban a favor de los casinos y los que estaban en contra dejaron dos muertos.

Reflejando un sentir bastante generalizado, Walk dice que los indígenas «están en su derecho de rechazar las armas».

Pero si le preguntan si quiere que se reabra el puente, responde que «si, claro. Mis empleados tienen familias. Yo tengo tres hijos».

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