Hombre golpea en el rostro a Berlusconi tras mitin en Milán

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Por FRANCES D’EMILIO

ROMA — Un hombre arrojó una miniatura de una catedral en el rostro del primer ministro italiano Silvio Berlusconi al final de un mitin en Milán y dejó al sorprendido magnate de 73 años con la boca ensangrentada, dijo la policía.

El hombre de 42 años acusado de la agresión, la cual ocurrió cuando Berlusconi firmaba autógrafos, fue arrestado de inmediato. El primer ministro fue llevado a un hospital, donde pasaría la noche.

Las imágenes televisivas mostraron a Berlusconi con sangre debajo de la nariz, en la boca y bajo un ojo mientras sus asistentes lo ayudaban a ponerse de pie. El líder fue llevado al asiento trasero de un automóvil, pero salió de inmediato, al parecer para mostrar que no estaba herido de gravedad.

Luego de que miró a la gente a su alrededor, y sin que dijera una palabra, los asistentes lo volvieron a meter al coche.

El primer ministro sufrió una «pequeña fractura» en la nariz, dos dientes rotos y una herida dentro y fuera de su labio, dijo Paolo Klun, principal vocero del hospital San Raffaele de Milán.

«Quería irse a casa inmediatamente, pero lo hemos mantenido como precaución» para que sea observado durante la noche, dijo Klun. El primer ministro tuvo un «importante trauma hemorrágico por ese instrumento afilado que le lanzaron».

La policía dijo en un principio que parecía que el atacante le había dado un puñetazo a Berlusconi en la cara sosteniendo una miniatura del Duomo de Milán, la famosa catedral de la ciudad. Pero la televisión estatal mostró después un video, un poco borroso, en el que se ve que la mano del atacante se acerca al rostro de Berlusconi mientras sostiene la miniatura y después se la arroja en el último momento.

Berlusconi estaba «muy alterado y deprimido», dijo Klun. «No entendía muy bien lo que le había pasado».

El ataque ocurrió justo después de que el mandatario diera un largo y vigoroso discurso a simpatizantes de su conservador Partido Pueblo de la Libertad, cerca de las 6:30 de la tarde.

La policía de Milán dijo que no estaba inmediatamente claro de qué material era la miniatura con la que fue golpeado.

La policía identificó al hombre al que estaba interrogando como Massimo Tartaglia. Las autoridades añadieron que el sospechoso no tiene antecedentes penales, pero que ha tenido problemas psicológicos antes.

El ministro de Defensa Ignazio La Russa dijo a los reporteros que había corrido a ayudar a la policía con el fin de llevar rápidamente al hombre lejos del lugar del ataque «para retirarlo de la multitud y evitar un posible linchamiento».

«El hombre se mezcló con la gente que le aplaudía a (Berlusconi) y lo saludaban», dijo La Russa.

La agresión ocurrió en un momento político difícil para el líder del gobierno italiano, que ha enfrentado un escándalo tras otro.

El 5 de diciembre decenas de miles de italianos hartos del primer ministro marcharon pacíficamente en Roma para exigir su renuncia.

Los manifestantes expresaron su descontento con lo que ellos ven como el conflicto de intereses del empresario, mencionando varias leyes apoyadas por el gobierno que según los opositores fueron hechas para ayudar a proteger a Berlusconi de la justicia en casos que implican a sus empresas mediáticas o deportivas. El sostiene que las leyes benefician a todos los ciudadanos.

Otros de sus detractores están descontentos por sus escándalos sexuales. La esposa del primer ministro pidió el divorcio tras quejarse por sus aventuras con mujeres mucho más jóvenes.

Un empresario del sur de Italia ha dicho a los medios que le facilitó a Berlusconi unas 30 jóvenes atractivas para fiestas y cenas en la residencia del primer ministro en Roma y su casa de campo en Cerdeña. Entre las invitadas estaba una prostituta de alto nivel que asegura haber tenido relaciones sexuales con Berlusconi. Por su parte, el mandatario dice que ni siquiera ha pagado por tener sexo.

También niega vehementemente cualquier infracción y dice que sus adversarios judiciales o fiscales simpatizan con la oposición de izquierda.

El presidente Giorgio Napolitano condenó el «grave e inusual gesto de agresión» contra Berlusconi. El jefe de Estado pidió en un comunicado que los puntos de vista políticos contrarios se expresen «dentro de los límites del autocontrol responsable», y que se «evite cualquier impulso y ola de violencia».

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