Por SHARON THEIMER
WASHINGTON (AP) — Sonia Sotomayor, la juez federal nominada a la Corte Suprema, tiene dos caras: la de hispana cuyos orígenes se remontan a una familia de la clase trabajadora y la de una poderosa miembro de la elite estadounidense.
La Casa Blanca describe a Sotomayor como la viva imagen del sueño americano, pero se enfoca más en los tiempos duros de la hispana —que supone una narrativa política más atractiva— que en su etapa de gloria y esplendor.
Describir a alguien complejo de una forma simplista puede resultar peligroso en el caldeado ambiente que se vive antes de su audiencia en el Senado.
El debate sobre el género, la etnicidad y el tramo fiscal de Sotomayor implica riesgos para sus seguidores y sus detractores. Críticas poco constructivas por parte de los republicanos podrían cer mal entre votantes a los que quieren captar. Los demócratas también han de ser precavidos a la hora de debatir en un país incómodo aún con temas de raza y género.
Respecto a la etnicidad, Sotomayor ha reconocido — y contribuido — a la dicotomía. Habla con orgullo de sus raíces puertorriqueñas, pero no siempre le gusta cuando otros lo hacen. Una vez se quejó de una organización a la que era candidata para trabajar por haberla descrito como hispana con frases que ella consideró ofensivas, y sin embargo, Sotomayor ha demostrado con entusiasmo su propia conciencia étnica.
Durante un discurso en California en 2002, la nominada a la Corte Suprema remarcó que en la corte «esperaría que una mujer sabia latina con la riqueza de sus experiencias llegaría más a menudo a una mejor conclusión que un hombre blanco que no ha vivido esa vida».
En ese mismo discurso, titulado «La voz de una juez latina» («A Latina Judge’s Voice», en inglés), Sotomayor destacó diferencias culturales entre estadounidenses de origen mexicano y estadounidenses de origen puertorriqueño, y describió su origen étnico más allá de estadounidense, hispano o puertorriqueño, calificándolo de «nuyorican».
«Para aquellos en la costa oeste que no saben a que se refiere ese término: Soy una nacida y criada neoyorquina de padres puertorriqueños que llegaron a Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial», explicó.
En varios discursos, Sotomayor ha explicado sus orígenes y los de su hermano en un barrio pobre del sur del Bronx. Esas son raíces que el presidente Barack Obama también destacó cuando la presentó esta semana al público estadounidense.
«Nacida en el sur del Bronx, ella creció en un proyecto de viviendas», dijo Obama. «Y aunque ha conseguido mucho en su vida, nunca se ha olvidado de donde empezó, nunca perdió el contacto con la comunidad que la apoyó».
Sin embargo, Sotomayor no vivió su infancia entera en las viviendas económicas en el sur del Bronx, sino que pasó la mayoría de su adolescencia en un barrio de clase media, acudiendo a una escuela privada y ganando becas para las universidades de Princeton y después Yale.
Y la vida de Sotomayor después de la facultad de derecho se asemeja bastante a la de muchos abogados que llegan a gozar de trabajos con influencia en Washington.
Sotomayor ganas ahora más de 200.000 dólares al año y es dueña de un apartamento en el Greenwich Village de Manhattan. Su hermano, el doctor Juan Sotomayor, es un médico de North Syracuse, en Nueva York, cuya oficina no acepta Medicaid o Medicare, programas de salud para los pobres o los ancianos, según su portal de internet.