Por JUAN ZAMORANO
PANAMA — El empresario derechista Ricardo Martinelli asumió la presidencia de Panamá el miércoles para el próximo quinquenio con la promesa de crear el programa de empleos más grande en la historia nacional después del que generaría la expansión del canal interoceánico.
Prometió convertir a esta nación centroamericana en el «mejor lugar… para hacer negocios» de América Latina, y volverse en «socio activo» de Colombia y México en la lucha regional contra el narcoterrorismo.
«Haré todo lo que está a mi alcance –dijo– para avanzar los ideales de una economía libre, desafiando el péndulo ideológico de Latinoamérica», con sendos gobiernos de izquierda.
«Este pueblo nos dio un claro mandato para traer un cambio a este gobierno, de arriba a abajo, y eso es lo que vamos a hacer», manifestó.
Subrayó que como empresarios, junto con el vicepresidente Juan Carlos Varela, actuarán diferente a los políticos tradicionales y pondrán en vigor toda su experiencia en los negocios en la vida pública.
El nuevo líder de la Asamblea Nacional y hermano del vicepresidente, José Luis Varela, le impuso la banda presidencial a Martinelli en un acto ante varios dignatarios internacionales, así como los nuevos diputados del legislativo vestidos con sus tradicionales trajes blancos y corbatas negras. La ceremonia se inició con retraso de casi dos horas en el centro de convenciones Atlapa.
Martinelli dijo que pese a la crisis económica global que estremece ya la economía de este país de 3,3 millones de habitantes, impulsará la construcción de un tren metropolitano, cuyo costo sería de 1.000 millones de dólares, un proyecto con el cual espera crear empleos masivamente y resolver el obsoleto transporte público urbano.
Hasta el momento, los trabajos de ampliación del canal han generado unos 2.000 empleos y se espera que beneficie a 5.000 trabajadores más en lo que resta de la obra, cuya conclusión está programada para el 2014.
Durante los últimos años, el desempleo se redujo en Panamá del 14% al 5,6% gracias en gran parte a un fuerte desarrollo de la construcción y la actividad inmobiliaria, que comienza a ser afectada por la crisis económica mundial.
«En esta tormenta todos estamos en el mismo barco, y en el mismo barco todos la vamos a enfrentar», manifestó. «La verdad es que nuestro gobierno no va a tener los recursos que tuvo el gobierno anterior. Pero eso nos da más razón de actuar con urgencia».
El nuevo mandatario, de 57 años, es el quinto presidente elegido en las urnas que toma las riendas de este país tras la caída del régimen del dictador Manuel Antonio Noriega por la invasión de Estados Unidos en 1989.
Poco antes de asumir, Martinelli se reunió con los mandatarios Alvaro Uribe, de Colombia, y Felipe Calderón, de México, quienes figuran entre el grupo de dignatarios que participa en la transmisión de mando y con quienes acordó una alianza para combatir el narcotráfico y el crimen organizado.
Para Martinelli la relación con esos países será clave para enfrentar conjuntamente esos flagelos transfronterizos, además, por el intercambio comercial y la promoción de las inversiones.
Además de esos líderes, presenciaron la toma de posesión el presidente Mauricio Funes de El Salvador, Oscar Arias de Costa Rica, Alvaro Colom de Guatemala, Leonel Fernández de República Dominicana, Ma Ying-jeou de Taiwán y el derrocado presidente hondureño Manuel Zelaya, entre otros invitados.
Martinelli subrayó el aumento de 100 dólares a los cerca de 20.000 miembros de la fuerza pública, en un esfuerzo por incentivarlos frente a la ola de inseguridad. También reiteró el otorgamiento de un bono de 100 dólares a los ancianos mayores de 70 años, entre otras medidas.
Advirtió a su vez que «la era de los políticos que entran limpios y salen millonarios se acabó».
Martinelli llega con un amplio respaldo de los panameños, en tanto que contará con una mayoría en la nueva Asamblea Nacional.
Si bien los índices de pobreza se redujeron en los últimos años, sigue golpeando a casi el 30% de la población y un 13% en extrema pobreza.
Como desafíos inmediatos figuran enfrentar los efectos de la crisis económica global en el país evitando que se desplome el empleo, así como el grave problema de la inseguridad en las calles. Se estima que delitos como robos y los crímenes violentos se duplicaron en el saliente gobierno de Martín Torrijos (2004-2009).
(AP)