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NUEVA YORK — La Metropolitan Opera de Nueva York logró rescatar «La Traviata» de un penoso estreno al cambiar a los directores de orquesta en el último minuto.
Leonard Slatkin se retiró tras dirigir el estreno de temporada de la opera de Verdi el lunes por la noche con una sorprendente falta de coordinación entre la orquesta y los cantantes.
En su lugar, llegó Marco Armiliato el sábado por la noche, quien dirigió la producción tan sólo cuatro horas después de haber dirigido en sesión de matinée otra opera de Verdi, «Aida».
Cualquier actuación de rutina dirigida por Armiliato hubiera sido un respiro, pero la audiencia obtuvo algo mejor: un experto que dirigió con su mano una partitura delicada y melodiosa que permitió a cantantes de calidad brillar en sus papeles.
El relato de Verdi de la cortesana Violetta, quien encuentra el verdadero amor, renuncia a él y luego muere de tuberculosis, está perfectamente explicado por la soprano rumana Angela Gheorghiu, quien cumple con los requisitos de su papel tan bien como cualquiera de las que lo interpretan hoy en día.
Slatkin, quien nunca antes había dirigido «La Traviata», fue contratado originalmente para dirigir un reestreno de «Los Fantasmas de Versalles», de John Corigliano. Cuando la compañía decidió deshacerse de la producción para ahorrar dinero, se le ofreció a Slatkin dirigir el trabajo de Verdi.
El propio director parecía tener dudas sobre el resultado. Slatkin escribió en su blog: «Parece que soy la única persona que nunca ha dirigido Traviata. Eso ha provocado que varias personas se sorprendan».
Tras muy duras críticas la noche del estreno, Slatkin se retiró del proyecto. La compañía explicó la retirada con mucho tacto, diciendo que se debía a «razones personales».
(AP)
