Por BETH FOUHY
NUEVA YORK — ¿Es posible que la varita mágica de Barack Obama esté empezando a perder efectividad, incluso entre los miembros de su propio partido?
Los demócratas conservadores en la Cámara de Representantes se resisten a los costos y orientación de la máxima prioridad de Obama en política interior, la reforma del sistema nacional de seguro de salud. Un demócrata clave en el Senado, Max Baucus, se queja de que la oposición de Obama a costearlo con un impuesto a las prestaciones de salud «no nos está ayudando».
Otro demócrata, Dan Boren, dijo a su periódico local que Obama es demasiado liberal y «muy impopular» en su distrito.
Desde los primeros días en el cargo, la popularidad de Obama le ayudó a que se aprobase un plan de estímulo económico por 787.000 millones de dólares y le impulsó a presentar sus ambiciosos planes para reformar el sistema de seguro de salud a nivel nacional y hacer frente al calentamiento global.
Obama sigue siendo relativamente popular. Pero recientes encuestas nacionales han revelado una baja en su tasa de aprobación, aun entre los demócratas. Una encuesta de CBS esta semana registra una tasa de aprobación del 57%, y entre los demócratas bajó 10 puntos desde el mes pasado, del 92% al 82%.
Con la economía todavía en mal estado y el desempleo en aumento, muchos de los partidarios demócratas más entusiastas de Obama están ansiosos de que su agenda empiece a rendir frutos.
«Estamos impacientes», dijo Chris Redfern, presidente del Partido Demócrata en Ohio. «Las elecciones tienen resultados, y la gente de las bases es la más ansiosa por conseguir lo que se prometió en la elección. Es por eso que los demócratas están manifestando alguna impaciencia en alcanzar nuestra meta».
Obama ganó Ohio, un estado clave, por una ventaja de 4% en el 2008 sobre el candidato presidencial republicano John McCain. Pero el estado, otrora potencia industrial, se ha visto fuertemente afectado por la depresión económica, y una reciente encuesta de la Universidad Quinnipiac difundida este mes reveló que Obama tiene una tasa de aprobación del 49%.
Redfern argumentó que el programa de estímulo ha empezado a dar resultados tangibles en su estado y que la gente no debe esperar que la economía mejore instantáneamente.
Un argumento similar provino de Nevada, otro estado decisivo que Obama ganó. Steve Ross, concejal de Las Vegas, aconsejó paciencia y dijo que los votantes de su estado quieren que el presidente tenga éxito y que su apoyo se fortalecerá una vez que vean el progreso de los proyectos de construcción impulsados por el estímulo económico.