ERIK SCHELZIG
MEMPHIS, Tenesí, EE.UU. — Los fanáticos de Elvis Presley pueden hoy en día visitar su famosa mansión Graceland o el estudio Sun en Memphis que lo hizo famoso, pero no hay manera que puedan ir al estudio en que el rey del rock grabó su último hit, pues el lugar no existe y en su sitio no hay siquiera una placa conmemorativa.
Fue en el American Sound Studio en que Elvis grabó en 1969 la canción «Suspicious Minds», que alcanzó el primer lugar en las carteleras y fue incluida en su álbum «From Elvis in Memphis». Pero el estudio cerró en 1972, el edificio fue demolido, y en su lugar hay un salón de belleza y un dilapidado estacionamiento.
«Nunca he vuelto a ese lugar a ver qué queda», confesó Chips Moman, quien administraba entonces el estudio de grabación y fue el productor de ese disco de Elvis. «Me lo borré de la mente».
Pero por aquellos años el American Sound Studio era una colmena de actividad musical, en medio de un prolífero período en que de allí salieron 100 hits, incluyendo de B.J. Thomas, Neil Diamond y Dusty Springfield.
Presley había pasado la década anterior actuando en películas mediocres y grabando los temas musicales de esos filmes. No había grabado una canción en Memphis desde que abandonó el sello Sun en 1955.
Pero era también la época en que Elvis recién comenzaba a brillar de nuevo gracias a su regreso al escenario con el espectáculo televisivo de diciembre de 1968, y parecía estar dispuesto a tomar algún riesgo a fin de lograr lo que sería su primer titular de cartelera en seis años.
«A todos nos encantaba la música de Elvis, especialmente sus canciones tempranas», declaró Moman, de 72 años, en una entrevista telefónica desde su casa en LaGrange, Georgia. «A nosotros no nos gustaban tanto las películas, así que estábamos encantados cuando tuvimos la oportunidad de ayudarle a producir el tipo de material que nos gustaba».
Al principio, Presley no parecía tan dispuesto a grabar música innovadora. Llegó en enero de 1969 con su abultada falange de amigos y guardaespaldas, y le propuso a Moman y a la banda algunas canciones para grabar.
«Y por supuesto esas canciones eran terribles», recuerda Bobby Wood, quien era entonces el tecladista, «y nosotros nos preguntábamos ‘¿Qué demonios está pasando?»’.
Wood dice que George Klein, un amigo de Elvis, se le acercó y le preguntó qué opinaba de los temas. Wood respondió que eran «una porquería» y se sorprendió al enterarse de que Klein le remitió a Elvis su apreciación.
«Yo no sabía si Elvis me iba a botar de allí o qué», recuerda Wood. «Pero en cambio, comenzó a reírse, y reírse con ganas, y fue allí cuando me dí cuenta que las cosas saldrían bien».
Los acompañantes de Elvis comenzaron a disiparse a medida que Presley colaboraba con Moman y la banda para las sesiones de grabación. Elvis accedió a grabar «In the Ghetto», un tema inusual para el rey del rock, ya que contiene elementos de denuncia social, y «Suspicious Minds», que llegaría a ser un tema infaltable en sus presentaciones posteriores en Las Vegas.
«Yo sabía que con una buena canción, Elvis podía regresar a lo que una vez fue», dice Moman. «Yo sabía que él tenía el potencial, lo que necesitaba era algo innovador, un nuevo estilo».
Cuatro años después, Elvis regresó a Memphis, pero grabó en el estudio de Stax Records, aunque con Wood y otros miembros de la misma banda anterior.
«Todo el ambiente había cambiado, y ni siquiera Elvis parecía interesado», dice Wood.
Elvis vino acompañado de un montón de gente y habían demasiadas distracciones como para concentrarse en hacer buena música, relató.
«Si uno no está concentrado en las grabaciones, con un grupo reducido de gente, no es lo mismo», dijo Wood.
Presley no volvió a encabezar las carteleras. Murió el 16 de agosto de 1977, debido a insuficiencia cardiaca, producto de uso excesivo de fármacos y estupefacientes.