Sotomayor se prepara para choque con republicanos

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Por JESSE J. HOLLAND

WASHINGTON — Sonia Sotomayor, la puertorriqueña postulada para la Corte Suprema, lleva semanas respondiendo a preguntas hostiles como parte de su preparación para las audiencias de confirmación en el Senado, donde se anticipa una recepción poco amistosa de parte de los republicanos.

El objetivo es asegurarse de que la jueza boricua no es tomada por sorpresa y que sabe cómo esquivar todos los dardos que le puedan tirar.

«Los jueces no están acostumbrados a ser juzgados», comentó Ed Gillespie, quien ayudó a preparar a John Roberts y Samuel Alito para sus audiencias de confirmación durante la presidencia de George W. Bush hijo. «Es importante ayudarlos a comprender la naturaleza del proceso de confirmación y la naturaleza del Senado».

Sotomayor ya enfrentó interrogatorios del Senado en el pasado, cuando fue postulada por George H.W. Bush padre a jueza federal en 1992, y nuevamente en 1997, cuando Bill Clinton la designó para el circuito de apelaciones.

Pero el escrutinio será ahora diez veces más grande y millones de personas seguirán las audiencias por televisión. Por ello, la preparación ha sido mucho más intensa.

Ninguna de las personas que colabora con Sotomayor en esa preparación habla sobre los simulacros de interrogatorios hostiles que están haciendo, pero gente familiarizada con el proceso describe cómo funciona.

Abogados del Departamento de Justicia y de la Casa Blanca, y estrategas políticos, se reúnen con la candidata en un cuarto, imitan el comportamiento de los senadores de la comisión judicial y le hacen preguntas.

Generalmente estas sesiones se llevan a cabo en el edificio Eisenhower del complejo de la Casa Blanca. Los candidatos a la Corte Suprema disponen allí de una oficina.

La ex subsecretaria de justicia Rachel Brand, quien participó en las sesiones con Roberts y Alito, dijo que las preguntas son preparadas en base a los comentarios públicos de los senadores, las audiencias previas, las preguntas que surgieron durante las visitas de cortesía que el candidato hizo a los senadores, informes de prensa y los temas delicados en el historial del juez postulado.

«La gente con buen juicio político sabe qué temas van a surgir durante las audiencias y los que no serán tocados», expresó Brand.

Por ejemplo, es previsible que los senadores que se interesan en la defensa de una causa que pueda hacer un juez interroguen a Sotomayor sobre una disertación que dio en la Facultad de Leyes de Berkeley, de la Universidad de California, en la que dijo que «nuestras experiencias como mujeres y como gente de color afectan nuestras decisiones».

Otro asunto que seguramente será abordado son las denuncias de discriminación racial que hicieron bomberos de New Haven, Connecticut. La Corte Suprema anuló recientemente un fallo del tribunal de apelaciones que integra Sotomayor. Los republicanos han dicho que interrogarán al principal demandante en ese caso, el bombero Frank Ricci, quien dice que se le negó una promoción porque Sotomayor y sus pares rechazaron el argumento de que había sido víctima de discriminación.

En las sesiones de práctica se le pide al candidato que responda exactamente como lo haría en la audiencia de confirmación.

«Las hacemos en tiempo real», dijo Gillespie. «Si las audiencias están programadas a las 09.00 de la mañana, nos reunimos de 09.00 a 12.30, porque suponemos que a esa hora habrá un receso. Reanudamos la sesión a las 14.00, hasta la noche. Tratamos de replicar las horas de las audiencias y su duración, porque nos parece importante. Uno se da cuenta si alguien funciona mejor en la mañana o por la noche».

Lo que puede variar entre las sesiones simuladas y las reales es la agresividad de los interrogatorios.

«En los simulacros tratamos de ser más irritantes y odiosos de lo que pueda llegar a ser cualquier senador», señaló Gillespie, «para que el candidato sepa que, no importa cuan detestable pueda ser una pregunta o el que la hace, hay que dar una respuesta, actuar como un juez y demostrar que tiene el temperamento indicado».

Algunos candidatos a la Corte Suprema hacen que se filmen las sesiones para analizarlas posteriormente, otros no. De un modo u otro, después de una sesión se hace una evaluación del desempeño del candidato. El ensayo se repite una y otra vez hasta que todos se sienten satisfechos.

«Con cada uno de los candidatos hicimos 16 ensayos, de unas cuatro horas», manifestó Brand.

Algunos candidatos analizaron las sesiones de otros jueces en audiencias de confirmación y observaron cómo respondieron a las preguntas y cómo se veían en las pantallas. El que peor se vio fue Robert Bork, un conservador postulado por Ronald Reagan en 1987.

Bork fue criticado porque dio la impresión de ser insensible y pareció preocuparse más por las pautas legales que de su impacto en la gente. El Senado rechazó su nombramiento.

Bork participó en un par de sesiones preparatorias antes de las audiencias confirmatorias y descartó el resto. Ningún otro candidato a la Corte Suprema ignoró la sesiones a partir de entonces.

Agencia AP

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