Por DEEPTI HAJELA y MICHAEL HILL
NUEVA YORK —A pesar del alto nivel de desempleo en Estados Unidos, muchos de los inmigrantes que realizan los trabajos más humildes buscan subir en la pirámide laboral, donde la competencia con los estadounidenses puede ser más dura.
Sin embargo, para muchos hispanos que aspiran a ser algo más que meseros, recolectores de frutas y lavaplatos el panorama es aún muy gris. Y al mismo tiempo, muchos estadounidenses no están dispuestos a realizar trabajos que están disponibles, pero que consideran denigrantes.
El hecho de que los estadounidenses rechacen empleos en el sector agrícola no es nada nuevo: la llegada de mexicanos y otros trabajadores extranjeros para ocupar vacantes en los campos ha generado un amplio debate sobre la inmigración. Y este año parece que el debate continuará.
Los agricultores siguen solicitando visados a través de un programa federal diseñado para ofrecer empleos temporales a trabajadores del campo en regiones donde falta ayuda en las cosechas. Funcionarios de inmigración recibieron 5.574 solicitudes de este tipo, llamadas H-2A, desde el 1 de octubre a mediados de junio. Las cifras podrían superar a las del año fiscal anterior si las peticiones siguen llegando al mismo nivel.
«Incluso a medida que aumenta el desempleo en el campo, los trabajadores estadounidenses consideran que el trabajo en granjas está por debajo suyo», dijo Jordan Wells, coordinador de la Campaña de Justica para los Trabajadores del Campo en Poughkeepsie, Nueva York. «¿Por qué trabaja la gente en McDonalds y no en el campo? Hay algo del trabajo en el campo que conlleva un estigma».
Pero para inmigrantes como Juan Cortez, que trabaja limpiando mesas en una discoteca de Manhattan por la noche y llevando comida un restaurante del Bronx durante el día, la seguridad laboral no es un problema. El inmigrante peruano de 42 años está más preocupado por encontrar tiempo para dormir.
Más de 100 millas al norte, en el valle del río Hudson, Omar Guzmán pasa el verano recogiendo garbanzos y cerezas y en otoño ya tiene un empleo asegurado en los cultivos de manzanas.
Granjeros como Ron Samascott, en Kinderhook, Nueva York, suelen hacer publicidad de trabajos disponibles antes que contratar a trabajadores de otros países.
«Pero creo que no obtuvimos ninguna respuesta», señaló.
Los trabajadores en las cosechas en la granja Samascott pueden ganar dos dólares más que el salario mínimo 7,25 dólares la hora del estado de Nueva York.
La Oficina de Granjas estadounidenses calcula que 11 millones de estadounidenses trabajan en empleos donde ganan menos de lo que ganarían trabajando en el campo.
En un país donde ocho de cada 10 personas viven en zonas urbanas el trabajo de granja no es una opción fácil para trabajadores de bajos sueldos. Aún así, los duros trabajos del campo que ejercen más de un millón de personas en todo el país no resultan atractivos para muchos desempleados.
Steve Rivera, de Washingtonville, Nueva York, y estudiante universitario en el estado, ha trabajado en la cadena de tiendas GAP, en restaurantes McDonalds, en puestos de construcción y en un campo de golf, pero nunca ha considerado trabajar en el campo.
«Trabajo en el centro de jardinería de Wal-Mart», dijo Rivera. «Probablemente me ensuciaría más trabajando en una granja, así que no lo consideraría».
Lo mismo ocurre en muchos restaurantes de Manhattan.
En Café du Soleil, en el alto Manhattan, el encargado Cyril Tregoat nunca ha visto a estadounidenses nacidos en el país solicitar trabajos de ayudantes de camareros.
«No quieren hacer eso. Nadie me ha pedido trabajo como ayudante de camarero. Quieren trabajos de camarero o sirviendo copas detrás de la barra», explicó.
Al mismo tiempo, los trabajadores del campo inmigrantes de alrededor del país están teniendo más dificultades para encontrar mejores puestos de trabajo, como por ejemplo, conductores de camión, enfermeros asistentes con certificación o cuidadores de niños. Hoy en día, cada vez más estadounidenses están buscando ese tipo de trabajos debido al débil estado de la economía, explicó David Strauss, director ejecutivo de la Asociación de Programas de Oportunidades para los Trabajadores del Campo.
Jim Bittner, un granjero de Buffalo, Nueva York, ha visto a grupos de inmigrantes regresar a su granja porque no pudieron encontrar mejores puestos de trabajo.
«Hemos visto a gente regresar que no habíamos visto en varios años porque se fueron a Florida o las Carolinas, donde trabajaban en la construcción», explicó. «Pero esos trabajos ya no existen allí».
Agencia AP.