Por KAREN HAWKINS
CHICAGO (AP) — Decenas de dolientes con velas y claveles blancos acudieron a un velatorio fuera de la casa de una soldado embarazada de ascendencia puertorriqueña que fue asesinada el jueves pasado durante un tiroteo en Fort Hood, Texas.
Amigos y familiares recordaron el lunes la sonrisa contagiosa de Francheska Vélez y su amor por la música mientras escuchaban algunas canciones mediante un altavoz en la casa de dos pisos, en el lado occidental de la ciudad.
Los dolientes escucharon de pie en silencio, enjugándose las lágrimas y firmando una bandera estadounidense colgada en la puerta delantera de hierro forjado.
El silencio se rompió al escucharse la canción «I’ll Be Missing You» (Te extrañaré) de Sean «Diddy» Combs, cuando muchos cantaron y aplaudieron entre lágrimas.
La soldado de 21 años fue una de las 13 personas asesinadas el jueves en la instalación del Ejército. El mayor Nidal Malik Hasan, un psiquiatra militar, es acusado de haber atacado a los soldados a disparos, hiriendo también a 29 más, antes de que la policía civil lo hiriera a disparos en el torso.
Uno de los asistentes al velatorio, César Gandia, dijo que vio a Velez por última vez cuando ella regresó desde Irak en agosto para una visita a su hogar. Recordó cómo Velez insistía en usar tacones altos todo el tiempo porque le disgustaba tener que vestir botas de combate mientras estaba de servicio.
«Sus pies tenían algunas heridas, pero los llevaba sólo porque podía», agregó.
Angel Rivera, de 19 años, portaba al cuello placas metálicas de identificación que recibió recientemente durante su entrenamiento básico para los Infantes de Marina. Cuando ocurrió el tiroteo, él estaba en otra base en Texas.
«Si (un tiroteo) puede pasar en Fort Hood, muy probablemente ocurra en cualquier parte», afirmó Rivera. «Simplemente es triste cuando ocurre en el propio país».