El cumpleaños de Mónica Lewinsky

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Bogotá.- Por Guillermo Romero Salamanca – El escándalo sexual más famoso a finales del siglo XX en los Estados Unidos lo protagonizaron Bill Clinton, el cuadragésimo segundo presidente de los Estados Unidos y Mónica Lewinsky, una guapa rubia y pecosa becaria de 22 años.

Por un acto sexual, considerado después como el “Monigate” o el “Escándalo Lewinsky”, se buscó enlodar la carrera política de Bill Clinton, considerado en ese momento como el sucesor de Kennedy. “¿Cómo era posible que el salón oval y otras oficinas de la mismísima casa blanca se hubieran utilizado para los affaires del mandatario?

Claro, los periodistas se dieron un banquete de rechupete con la muchacha que había nacido en San Francisco, el 23 de julio de 1973 y que había llegado a la Casa Blanca para realizar sus prácticas universitarias, pero que terminó realizando prácticas sexuales con el mandatario.

Bill no pasaba por un buen momento. Hacía unas semanas, su buen amigo, el abogado Vicent Foster se había suicidado. Se conocían desde la niñez y por sus conocimientos de las leyes se hicieron socios y después lo llevó a trabajar con él en la Casa Blanca, pero sus declaraciones políticas no fueron bien recibidas y entró en depresión a tal punto que el 20 de julio de 1993 se pegó un tiro en un parque en Virginia.

Este hecho impactó a su secretaria Linda Tripp, quien había conocido a Foster como un buen abogado, entregado a la causa del presidente, quien, según ella, no lo había defendido lo suficiente.

Linda se hizo amiga de Mónica, quien ingenuamente le comenzó a relatar de sus amoríos con el hombre que tocaba saxofón y era el mandatario del mundo. Esto le atrajo la atención a Linda, quien le comentó el tema al abogado Kenneth Winston Starr, quien investigaba los hechos por los cuales se había suicidado Vicent Foster. Al jurista le gustó la idea y le pidió a Linda que le grabara todas las conversaciones que tuviera con la rubia bibliotecaria que le llevaba libros al mandatario.

Fueron más de 20 horas de grabaciones de charlas. Mónica, muy ingenua le contaba a quien consideraba como su amiga, cada uno de los detalles y hasta le manifestó que tenía un vestido azul con semen del presidente. “¿Semen de Bill?”, le preguntó asombrada la pérfida mujer y la rubia le contó que sí, que incluso no había tenido tiempo para lavarlo. “!Noooo, déjalo así!” y ella cayó en la trampa.

Cuando dieron a conocer las grabaciones y mostraron el vestido a los medios de comunicación, Mónica no volvió a ver a Bill y el presidente debió darle unas explicaciones al país, las cuales calificó como “una inapropiada relación” y, claro, por la noche, debió darle mil razones a doña Hillary, su esposa, quien le llamó la atención en privado, pidiéndole que no lo volviera a hacer y en público, perdonarlo, porque, en definitiva, unos años más tarde buscaría la presidencia de la nación más poderosa del mundo.

Mónica, a sus 45 años, tiene su empresa personal, ha escrito un libro sobre esa tortuosa relación, ha concedido decenas de entrevistas y quizá es una de las personas más fotografiadas en el Siglo XX.

Es posible que no haya votado por Hillary.

 

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