El significado del amor para el gobernador de Carolina del Sur

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Por ALLEN G. BREED

COLUMBIA, Carolina del Sur, EE.UU. — En uno de los correos electrónicos que le envió a la argentina de quien había enamorado, el gobernador de Carolina del Sur Mark Sanford apeló a las cartas de San Pablo a los Corintios al hablar de la naturaleza del amor.

El amor es paciente y muestra comprensión. No tiene celos, no aparenta ni se infla, expresó (1:13).

Los consejeros cristianos que consultó Sanford cuando tenía que decidir si seguía con su esposa o se subía a un avión para viajar a Argentina le recordaron lo que es el amor, y lo que no es.

«Me dijeron que el amor no es un sentimiento», declaró un Sanford lloroso a la AP durante una entrevista. «Es una elección. Una acción».

Puede parecer una visión un tanto fría del amor, pero encaja perfectamente con el credo de los cristianos evangélicos como Sanford, que se han reencontrado con la fe, según el sociólogo John Bartowski.

«Los evangélicos están impartiendo una visión del amor que no es tan romántica como la de las películas y que no es la visión dominante del amor», expresó Bartowski, profesor de la Universidad de Texas en San Antonio.

Esa visión hace una distinción entre el amor y las emociones, pues considera que «los sentimientos son algo fugaz, en lo que no se puede confiar».

«El amor es algo que se alimenta con el acontecer diario de una relación», manifestó Bartowski. «No es una emoción pasajera».

De este modo, mientras los románticos le recomiendan a Sanford que siga los dictámenes de su corazón, su propia comunidad espiritual le envía mensajes mucho más duros.

«Las emociones son la capa exterior de la torta. No son la torta», afirmó Ben Witherington, profesor especializado en el Nuevo Testamento del Seminario Teológico Asbury de Kentucky.

Witherington dice que los sentimientos «son una guía muy poco confiable» para las relaciones personales porque tienden a cambiar con el tiempo. El casamiento no es un compromiso personal, sino un compromiso ante Dios.

«Es por eso que en las bodas cristianas uno no dice ‘siento esto’, ‘siento aquello’, sino ‘haré esto’, haré aquello»’, acotó.

Sanford es un hombre desgarrado por el conflicto entre sus sentimientos y su sentido del deber hacia su esposa, sus cuatro hijos y su cargo.

En un correo electrónico enviado a la argentina María Belén Chapur, Sanford dice: «Duermo profundamente al saber que a pesar de los esfuerzos de mi mente, mi corazón pide por ti, por tu voz, tu cuerpo, la sensación de tus labios, de la punta de tus dedos y por una conexión más profunda con tu alma».

El gobernador le dijo el martes a la AP que en los últimos ocho años y medio ha librado una batalla constante «ente lo que siente el corazón y el sistema de valores de uno».

«Esto es mucho más que un simple romance», sostuvo. «Es una historia de amor. De un amor prohibido, trágico, pero, al final de cuentas, una historia de amor».

Ese no es el tono que usa al hablar de su esposa, Jenny.

«Amo a mi esposa. Amo a mis hijos. Amo la granja. Amo el mundo de las ideas y la política», señaló.

Está claro que Sanford ha decidido, al menos por ahora, seguir los consejos de sus amigos y tratar de reparar su matrimonio. Las palabras que parecen tener más peso son las de su amigo Warren Culbertson, de 51 años, líder de un grupo de estudios de la Biblia y considerado un pilar de la comunidad cristiana de Columbus, la capital del estado de Carolina del Sur.

Sanford le comentó su romance inmediatamente después de que su esposa lo descubrió en enero de este año y Culbertson ha estado aconsejando a la pareja desde entonces.

Culbertson le dijo a la AP que considera que «todos son vulnerables». Por ello no cena solo con otra mujer y deja las puertas de su oficina abiertas cuando ingresa una mujer.

Afirmó que ha aconsejado a muchos hombres «que se encuentran en la misma posición que Mark».

«Todas las historias empiezan exactamente igual: ‘Nos hicimos amigos. Comenzamos a hablar. No quería tener nada», expresó. «Pero ese es el preciso momento en que uno empieza a pecar».

Sanford repiten con frecuencia, palabra por palabra, lo que le han dicho Culbertson y otros en relación con su romance.

«Fue algo inocente», comentó, aludiendo al primer encuentro con Chapur, en un baile en un balneario de Uruguay. «Allí fue cuando comencé a pecar. Si uno es una persona casada, no debería bailar con otra persona».

Culbertson le aconsejó a Sanford que siguiese con su esposa, pues, si hacen las cosas bien, pueden llegar a sentir «un amor más grande» que el que tenían.

El reverendo Gary Chapman está de acuerdo.

Champan, pastor de la Calvary Baptist Church de Winston-Salem, Carolina del Norte, ha sido consejero matrimonial por 35 años y escrito varios libros, incluido «The Five Love Languages» (Los cinco idiomas del amor).

Chapman opina que Sanford está en el medio de lo que él describe como un «enamoramiento».

«Es una experiencia fuerte. Muy eufórica. Que no requiere esfuerzo alguno. Uno se deja llevar por sus emociones», indicó.

Pero eso no dura, acotó. Él aconseja que, en lugar de buscar esas grande emociones pasajeras, las parejas respeten el compromiso asumido y traten «de mantener vivo el amor».

Asegura que se puede revivir un amor desgastado, pero que toma tiempo y trabajo.

«Uno no se queda sentado, a la espera de que vuelva el sentimiento».

Agencia AP.

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