De la patera al máster, el calvario de un ghanés que quiere frenar la emigración

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The co-founder of Ghanaian NGO Nasco, Ousman Umar, poses by the sea during an AFP interview after presenting a new mission in Africa in collaboration with the Spanish NGO Proactiva Open Arms at Badalona's harbor, near Barcelona, on May 25, 2018. For many migrants Ousman Umar could be seen as a role model -- after a four-year-journey across Africa he survived the perilous crossing by boat to Spain and is about to complete a masters degree. / AFP PHOTO / PAU BARRENA / TO GO WITH AFP STORY "From migrant boat to masters: Ghanian migrant offers cautionary tale" by Daniel BOSQUE

Badalona, España | AFP | martes 05/06/2018 – Para muchos migrantes Ousman Umar puede ser un referente: acaba de terminar un máster tras sobrevivir a cinco años de travesía para llegar en patera a España. Pero ahora este ghanés busca disuadir a sus compatriotas de seguir sus pasos.

«Yo soy solo un 0,01%. Un 95% mueren en el camino y de los que llegamos, sólo un 1% conseguimos integrarnos en la vida europea», asegura este treintañero a la AFP en el puerto de Badalona (noreste), justo al norte de Barcelona, su ciudad de acogida.

«A mi, que he pasado de ser casi analfabeto a cursar un máster, a mi me ha tocado la lotería», añade.

Fundador de la oenegé NASCO Feeding Minds, que fomenta la educación de jóvenes en Ghana, acaba de presentar un proyecto con la oenegé de socorristas Proactiva Open Arms para evitar que emprendan tan peligroso viaje.

Vestido con una americana, camisa blanca y mocasines negros, asegura que «ahora no volvería a hacerlo».

«Es demasiado duro», añade frente al mar Mediterráneo, cementerio de muchos africanos que compartían su sueño.

Su rostro jovial se ensombrece cuando recuerda la travesía por el desierto del Sáhara, los malos tratos sufridos en Libia o Argelia o la muerte de su mejor amigo.

«Esta es una mochila que siempre llevaré. Por eso no quiero que nadie viva lo que he vivido yo», añade.

– Esquivando la muerte –

La muerte, asegura, le persigue desde su nacimiento en Fiaso, una minúscula aldea en la selva tropical de Ghana. Su madre murió en el parto y eso, en su cultura, significa que el niño es «maligno» y debe morir.

Como su padre era el chamán de la zona sobrevivió pero a los nueve años fue a vivir con un tío lejano, que le enseñó el oficio de soldador.

Cuando tenía unos 13 años –Ousman no sabe a ciencia cierta cuando nació, aunque calcula que fue en febrero de 1988–, decidió marchar a Europa.

Contrató a una mafia de tráfico de migrantes pero fue abandonado en medio del Sáhara junto a otros 45 compañeros antes de llegar a Libia.

Estuvo 21 días andando, sin apenas agua, bebiendo su propia orina mientras sus acompañantes fallecían por el camino. A Libia, sólo llegaron seis.

«La fosa más grande no es el mar, es el desierto», asegura.

Allí trabajó varios años para pagarse el viaje hasta Mauritania, desde donde tomó una patera para llegar al archipiélago español de las Canarias.

En una patera abarrotada, Ousman llegó a su «tierra prometida», la isla de Fuerteventura. Pero en el camino perdió a su amigo Musa, cuya embarcación naufragó.

«Me prometí que nunca más volvería al agua. Fue una angustia total, no sé nadar y pensaba que podía morir en cualquier momento», recuerda Ousman.

Tras un mes en un centro de inmigrantes, fue enviado a Barcelona, donde había decidido que viviría cuando vio por primera vez una televisión en Ghana y retransmitían un partido del Barça.

– «Volver a nacer» –

Tras un mes durmiendo en la calle, un matrimonio con otros tres hijos lo acogió en su casa. «Ese día volví a nacer», afirma trece años después.

Aprendió español y catalán y se formó hasta terminar la semana anterior un máster en Dirección de Cooperación Internacional en la prestigiosa escuela de negocios ESADE.

Todo ello trabajando en la reparación de bicicletas para pagarse sus estudios y los de su hermano Banasco, que se quedó en Ghana y gestiona su oenegé allí.

Fundada en 2012, NASCO consigue equipos informáticos y fomenta la formación en nuevas tecnologías en cinco escuelas rurales para que los chicos no tengan que emigrar.

A partir de ahora, colaborará con Proactiva Open Arms, una oenegé de socorristas que en tres años ha salvado a casi 60.000 migrantes naufragados en el Mediterráneo.

Su proyecto prevé enviar a estas escuelas, por las que han pasado ya 11.000 alumnos, a compatriotas rescatados por la oenegé española para que cuenten sus duras vivencias.

«Queremos explicarles antes de que salgan qué es lo que les espera en este largo viaje con personas de su tiera a las que hemos rescatado», explica el fundador de Proactiva, Oscar Camps.

«Ousman dice que le ha tocado la lotería. Pero en la lotería, si no ganas, te quedas igual. Esto es más bien una ruleta rusa», añade.

dbh/pmr/mb

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