Por DEVLIN BARRETT
WASHINGTON (AP) — Autoridades estadounidenses trasladaron el martes a Nueva York al primer detenido de la base naval de la Bahía de Guantánamo que será enjuiciado en Estados Unidos por atentados contra dos embajadas estadounidenses, anunció el Departamento de Justicia.
El departamento dijo que Ahmed Ghailani llegó en las primeras horas del martes a la ciudad. El detenido permanecerá bajo custodia de las agencias de seguridad de Estados Unidos hasta su juicio, que iniciará horas más tarde en una corte federal de Manhattan, donde se espera que Ghailani se presente.
«Con su aparición de hoy ante la corte federal, Ahmed Ghailani es considerado responsable por su presunta participación en los atentados con bombas contra las embajadas estadounidenses en Tanzania y Kenia y los asesinatos de 224 personas», dijo el fiscal general Eric Holder en un comunicado de prensa. «El Departamento de Justicia tiene una larga historia de detenciones seguras y procesos exitosos contra sospechosos de terrorismo a través del sistema de justicia criminal y usaremos esa experiencia en la búsqueda de justicia en este caso».
El juicio de Ghailani será una importante prueba para el gobierno del presidente Barack Obama y su plan para cerrar el centro de detención en Guantánamo y enjuiciar a algunos de los detenidos en cortes de Estados Unidos.
Ghailani fue acusado formalmente en 1998 por los atentados de al-Qaida contra embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania, donde murieron más de 224 personas, incluidos 12 ciudadanos estadounidenses.
Las autoridades aseguran que Ghailani comenzó su carrera como terrorista cuando trasladaba partes de bombas en bicicleta y luego subió en la escala jerárquica de al-Qaida hasta convertirse en guardaespaldas de Osama bin Laden.
Cuando tenía unos veinte años, el tanzano Ghailani ayudó a otros terroristas a construir una de las bombas que destruyeron embajadas estadounidenses en el este de Africa en 1998, según los fiscales. El detenido se marchó de Africa justo antes de los ataques, dicen los investigadores.
Tras los atentados del 7 de agosto de 1998 contra las embajadas en Nairobi, Kenia, y Dar es Salaam, en Tanzania, Ghailani trabajó para al-Qaida como falsificador de documentos, entrenador en un campamento terrorista y guardaespaldas de bin Laden, aseguran los fiscales militares.
Las autoridades estadounidenses clasificaron a Ghailani como un detenido de relevancia tras su captura en Pakistán en 2004 y dos años después lo transfirieron al centro de detención en la base naval estadounidense en Cuba.
Desde su captura, Ghailani negó saber que el explosivo TNT y los tanques de oxígeno que él entregó serían usados para hacer una bomba. También negó haber comprado un vehículo usado en uno de los ataques y arguyó que no sabía manejar.
Ahora, el gobierno de Obama intenta ingresarlo al sistema de justicia criminal de Estados Unidos, a pesar de que sus críticos republicanos dicen que esto podría poner en peligro vidas estadounidenses. Algunos legisladores se oponen a traer detenidos de Guantánamo al país para ser enjuiciados incluso con altas medidas de seguridad.
El mes pasado, el presidente Obama dijo que imperdir que Ghailani entrara a Estados Unidos «evitaría su juicio y condena. Y, después de una década, por fin es tiempo de asegurarse que se haga justicia y eso es lo que pretendemos hacer».
Los familiares de las víctimas de los ataques a las embajadas han apoyado la decisión de traer al detenido a Estados Unidos. Muchos de ellos dicen que desde los ataques terroristas de 2001, las víctimas anteriores de al-Qaida han sido olvidadas.
De cualquier forma, el presidente se enfrenta a presiones de todo el espectro político en su plan de cerrar la prisión. Los demócratas han dicho que quieren ver el plan del mandatario antes de aprobar los fondos necesarios y los republicanos luchan para mantener abierto el centro de detención.
La decisión de enjuiciar a Ghailani en Nueva York también revive un caso latente hace largo tiempo en que se acusa a bin Laden y otros líderes de al-Qaida de planear los atentados contra las embajadas, que también hirieron a miles, incluidos muchos a quienes dejaron ciegos las astillas de vidrio en las explosiones.
Tras los ataques el entonces presidente Bill Clinton atacó con misiles los campamentos de bin Laden en Afganistán dos semanas después.
Otros cuatro hombres han sido enjuiciados y condenados en el tribunal de Nueva York por su participación en los atentados. Todos fueron condenados a prisión perpetua.