Mensaje por Twitter podría depararle 5 años de cárcel a guatemalteco

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Por JUAN CARLOS LLORCA

GUATEMALA — Las 96 letras del mensaje que Jean Anleu envió a través de internet podrían costarle cinco años en prisión, una enorme deuda y el agridulce honor de ser la primera persona arrestada por un comentario publicado en la red social Twitter.

«Primera accion real ‘sacar el pisto (dinero) de Banrural’ quebrar el banco de los corruptos. ‥escandalogt», decía el tweet de Anleu, como se le conoce a los brevísimos mensajes de menos de 140 caracteres que millones de usuarios colocan todos los días a través de esa red social.

La mañana del 12 de mayo, fiscales del Ministerio Público allanaron la casa de Anleu y le llevaron preso. Le dijeron que había cometido el delito de pánico financiero, una ley de 2008 diseñada para evitar la propagación de rumores maliciosos sobre la salud de los bancos.

En ese momento, cientos de guatemaltecos mostraban en internet su indignación ante el mayor escándalo político del último cuarto de siglo en Guatemala: un prominente abogado asesinado días atrás había dejado un vídeo acusando al presidente de asesinarle y de lavar millones de dólares en el Banco de Desarrollo Rural Banrural.

En las primeras horas luego del surgimiento del video, la gente retiró unos 500 millones de dólares del banco, aunque según Sergei Walter, asistente del presidente de ese banco, en menos de cinco días volvió más del 80% de esos depósitos.

«Claro que el mensaje era: ojo a cualquiera de ustedes que quiera hacer eso, esto les va a pasar», comenta José Toledo, abogado de Anleu sobre el caso.

El asesinato de Rodrigo Rosenber, la posterior repartición de cientos de copias del escandaloso DVD, es muy probablemente el primer escándalo en que ha jugado un papel princial el internet, un medio al que la mayor parte de la población de este país centroamericano.

A través de sitios como Twitter o Facebook se convocaron las masivas manifestaciones contra el gobierno en las que miles de guatemaltecos de clases media y alta exigieron justicia por el asesinato del abogado. Una página de Facebook, que pide la renuncia del presidente Alvaro Colom, tiene más de 40.000 miembros, un tercio de los guatemaltecos registrados en esa red social. Además, millones de personas vieron el vídeo de Rosenberg en Youtube.

Guatemala, que aún se recupera de las secuelas de una guerra que dejó 200.000 muertos en los años 80, no es el único país donde a las autoridades les preocupa la rapidez y facilidad con que los mensajes llegan de un ciudadano a otro a través de redes sociales.

En Irán el gobierno bloqueó acceso a sitios de internet como Twitter o Facebook asi como otros directamente relacionados a sus opositores políticos en un intento por apagar las protestas desatadas por los resultados de la elección presidencial.

Más de 2,000 personas fueron detenidas en los últimos días en Irán, muchas de ellas por actividad en la internet, explicó Hadi Ghaemi, director del la Campaña Internacional para los Derechos Humanos en Irán, con sede en Nueva York.

El co-fundador de Twitter, Biz Stone, no quiso comentar sobre el caso de Anleu o sobre si sabe de otros casos en que hayan ocurrido arrestos con relación a mensajes en esa red social.

China y Vietnam también «se procupan mucho sobre los mensajes de texto y la internet y su potencial para extender rumores y reunir masas», dijo a la AP Jonathan Zittrain, cofundador del centro Berkman para la Internet y la Sociedad en la universidad de Harvard.

Anleu pasó una noche en la cárcel, con todo tipo de delincuentes, antes de recuperar la libertad y quedar a la espera de su juicio.

«Mi vida tomó un giro kafkiano», dice Anleu. Avido lector entre cuyos autores favoritos figura el checo Franz Kafka, Anleu recuerda que en la cárcel se codeó con narcotraficantes y secuestradores. Quiso convertirse en la proverbial cucaracha de «La Metamorfosis» y huír del penal por una rendija. Ahora, inmerso en un proceso legal que ya le ha endeudado por más de 10.000 dólares, se parece más a Josef K, el personaje de «El Proceso» quien lucha por defenderse de un estado absurdo y omnipotente. «Lo estoy releyendo y no puedo creer las similitudes», añade.

«Tengo miedo de estar siendo observado y escrutado en lo que hago y digo. El temor consiste en una constante de evitar decir lo que pienso sobre temas cotidianos inclusive. De decir en donde estoy, que hago a donde voy, tal y como lo hace uno de manera regular en twitter», comenta.

Genaro Pacheco, el fiscal que instruye el caso, dice que en un mes más podrían tener lista la acusación y que no le queda duda que Anleu será hallado culpable del delito de pánico financiero, que se pena con cinco años de cárce y una multa de 6.200 dólares.

Y si la idea era silenciar el escándalo, tuvo otro efecto. A partir de la retencíon, miles de usuarios de Twitter comenzaron a «re-twittear», es decir copiar y reenviar, el mensaje de Anleu. De hecho, la mitad de la fianza de Anleu se reunió con aportes de «Twittereros» de 19 países que enviaron pequeñas cantidades de dinero para pagar su salida de prisión.

La propia red de Anleu en Twitter creció de 175 miembros a más de 1700 desde su arresto.

Sin embargo, para «el Twitterero», como han dado en llamar los guatemaltecos a Anleu, sí surtió efecto. «Ahora comento sobre el clima, sobre libros que voy leyendo. Me cuido de lo que digo», comentó.

Las deudas de Anleu sumarán más de 10.000 dólares para final de año, una pequeña fortuna para este consultor de tecnología empresarial que usa su tiempo libre en un proyecto para llevar software a las escuelas pobres de este país.

«Cuando esto se abacabe, quiero viajar, quiero ver el mundo… tomarme un café en Budapest o Praga», uno de esos cafés en los que Kafka se habría sentado más de un siglo atrás, dijo Anleu. Pero antes, «tengo que pagar todas estas deudas».

AP.

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