Obama: Es hora de actuar en la reforma de salud

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Por DAVID ESPO

WASHINGTON — Tras una serie de tropiezos en este año, el presidente Barack Obama instó el miércoles al Congreso a promulgar una amplia ley de salud, al considerar que «ha concluido el tiempo de las disputas» y ha llegado el momento de ayudar a millones de personas que tienen ya seguro y a muchas más que carecen de éste.

Obama dijo que los cambios que tienen en mente costarían unos 900.000 millones de dólares en una década, «menos de lo que hemos gastado en las guerras de Irak y Afganistán, y menos que los recortes de impuestos para los pocos estadounidenses, los más acaudalados», que se aprobaron durante el gobierno de su antecesor George W. Bush.

En un discurso transmitido por la televisión, ante una sesión de ambas cámaras del Legislativo, Obama habló en favor de una opción para que el gobierno federal venda un seguro de salud, compitiendo con la industria privada. Pero aclaró que está abierto a analizar otras alternativas que brinden a los consumidores la capacidad de elegir.

El discurso de Obama se realizó en un momento en que el mandatario y sus aliados en el Congreso preparaban una campaña para defender durante el último trimestre su prioridad en política interna. Aunque los demócratas tienen una mayoría clara en la Cámara de Representantes y en el Senado, ninguna de las dos cámaras se ha pronunciado sobre la propuesta, incumpliendo con numerosos plazos que los propios dirigentes se habían impuesto.

En una muestra del carácter urgente que habría cobrado el asunto, el senador demócrata Max Baucus anunció que el Comité de Finanzas presidido por él mismo se reuniría en dos semanas para comenzar la redacción de la propuesta, independientemente de si un puñado de demócratas y republicanos llega a un acuerdo. El panel es el último de cinco que aborda la reforma de salud en el Congreso y, si bien el resultado es incierto, se trata del único comité donde el bipartidismo ha tenido una oportunidad de florecer.

Obama dijo que hay un acuerdo generalizado de aproximadamente el 80% de lo que debe ser incluido en la legislación. A pesar de ello, dijo –sin mencionar a los republicanos–, «en lugar de un debate honesto, hemos visto estrategias para generar miedo» y una batalla ideológica que no ofrece esperanzas de alcanzar una solución negociada.

«Bien, ha concluido el tiempo de las disputas. Ha concluido el tiempo de los juegos. Ahora es la temporada de la acción», dijo.

«No soy el primer presidente en asumir esta causa, pero estoy decidido a ser el último que lo hace», afirmó Obama ante una sesión conjunta del Congreso y un público cada vez más escéptico sobre sus planes.

En un hecho que reflejó la importancia que se confiere a la reforma de salud, la Casa Blanca desplegó toda la pompa posible en torno de un presidente que asumió con la promesa de cambiar Washington. La sesión recordó aquellas del informe anual sobre el Estado de la Nación, con la asistencia de legisladores, miembros del gabinete y diplomáticos.

La sede de la Cámara de Representantes lucía llena, y un aplauso atronador recibió al mandatario cuando entró por el pasillo central.

Además, la Casa Blanca invitó a hombres y mujeres que han sufrido por los altos costos de la atención médica y las prácticas de las aseguradoras. Esas personas se sentaron cerca de la primera dama Michelle Obama.

Ahí estaba por ejemplo Sergio Olaya, cuya madre falleció de cáncer cerebral y no pudo seguir trabajando para pagar el seguro. Los gastos médicos ocasionaron la pérdida del patrimonio familiar.

También estaba Yolanda Peña, a quien le fue extirpado un tumor cerebral. Ella y su marido han debido endeudarse y ahorrar por su cuenta para seguir pagando tratamientos.

Vicki Kennedy, viuda del senador Edward Kennedy, asistió también a la sesión. El senador, fallecido el mes pasado, luchó durante toda su carrera política por la instauración de un sistema de cobertura universal de salud.

Tras el discurso, Obama prevé presentarse el sábado en Minneapolis, donde pronunciará otro mensaje sobre el tema, anunció la Casa Blanca.

Pese a las profundas diferencias entre los legisladores, Obama fue aplaudido de pie por los asistentes cuando recordó historias de estadounidenses cuya cobertura de salud fue negada o pospuesta por las aseguradoras con resultados catastróficos.

«Esto es descorazonador, es erróneo y nadie debería ser tratado de esa forma en los Estados Unidos de América».

El presidente buscó mostrar que su plan está en un punto intermedio de las filiaciones políticas, al rechazar tanto el sistema operado por el gobierno, que algunos liberales prefieren, como la propuesta republicana, en que todos los consumidores compran por su cuenta un seguro de salud.

Obama dijo que la legislación que busca garantizaría seguro de salud a los consumidores, sin importar sus condiciones médicas preexistentes, y aportaría otras prestaciones.

«Tan pronto como yo promulgue esta iniciativa, será ilícito el que las empresas de seguros reduzcan la cobertura cuando uno enferma o lo dejen a uno abandonado cuando más los necesita», añadió. Reconoció que ésa fue una «buena idea», propuesta por el senador John McCain, su rival en la campaña presidencial.

Sigue siendo una buena idea, «y debemos aplicarla», dijo Obama, mientras McCain le hacía un gesto de aprobación, levantando ambos pulgares.

El presidente aseguró también a las personas que cuentan con seguro: «Nada en este plan requerirá que ustedes o sus patrones cambien la cobertura o el médico con el que cuentan ya».

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