Recluta hispano de al-Qaida, una «mina de oro» para EEUU

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Por ADAM GOLDMAN y DEVLIN BARRETT

NUEVA YORK — Cuando el estadounidense Bryant Neal Viñas — hijo de padre peruano y de madre argentina, reclutado por al-Qaida — fue capturado en Pakistán a fines de 2008, no fue transportado a una prisión militar o a una instalación secreta de la CIA en otro país a fin de ser interrogado, sino que cayó en manos del FBI y fue transportado a Nueva York para que enfrentara a la justicia.

Meses antes que el presidente Barack Obama asumiera el cargo con la promesa de cambiar la política antiterrorista en Estados Unidos, el gobierno de George W. Bush dio a Viñas todos los derechos que le corresponden a un sospechoso… y Viñas habló.

Aunque un ciudadano estadounidense capturado en Pakistán ciertamente representa un caso excepcional, las circunstancias del tratamiento a Viñas podrían señalar un nuevo énfasis en la lucha contra el terrorismo.

El énfasis parece confiar más en el sistema de la justicia civil y en los agentes del FBI que en interrogadores de la CIA o en el arresto en prisiones militares.

«Se siguieron las normas. Se trató de una operación policial y funcionó», dijo un alto funcionario policial, quien, al igual que otros, pidió no ser identificado pues tiene prohibido hablar del caso públicamente.

El funcionario dijo que Viñas proporcionó «una mina de oro» en materia de datos de inteligencia. Eso incluyó posible información acerca de un presunto miliciano que murió en un ataque con un avión de control remoto Predator en noviembre pasado.

Otro funcionario policial dijo que, bajo interrogatorios, Viñas proporcionó de manera gradual «un tesoro» de información. Eso permitió a funcionarios encargados del combate al terrorismo explorar el funcionamiento de al-Qaida.

El FBI se enteró de Viñas luego que la policía de Pakistán lo arrestó en noviembre de 2008 en Peshawar, una ciudad donde hay muchos milicianos del Talibán y agentes de al-Qaida. Peshawar se halla cerca de la frontera noroccidental de Pakistán con Afganistán.

Viñas, nacido en Nueva York y criado en una familia católica en Long Island, fue entregado al FBI. No era el primer estadounidense que viajó a Pakistán para participar en la guerra santa islámica. John Walker Lindh, el «Talibán estadounidense» y José Padilla, condenado por terrorismo, lo precedieron.

Viñas, de 26 años, estaba muy asustado tras su captura, pero cuando fue llevado de regreso a Estados Unidos, dijo un funcionario, «comenzó a dar vuelta a la esquina» y, poco a poco, entró en confianza con sus captores.

Viñas informó a los agentes del FBI que había ayudado en un plan de al-Qaida cuyo propósito era atacar territorio de Estados Unidos.

El detenido, cuyo padre es peruano y su madre es argentina, dijo que partió para Pakistán en septiembre de 2007 y llegó a Lahore. Luego viajó a Peshawar.

Luego de dos misiones frustradas para atacar instalaciones militares de Estados Unidos, Viñas aceptó convertirse en atacante suicida.

Su destino final fue evitado cuando las fuerzas de seguridad paquistaníes lo arrestaron y lo entregaron a las autoridades estadounidenses.

Durante su custodia, Estados Unidos ha realizado una serie de ataques teledirigidos con jets en presuntos escondites y bases de al-Qaida que han resultado exitosos en una región de difícil acceso en la frontera con Pakistán. Existen posibilidades de que Viñas haya proporcionado la información que pudo llevar a alguno de esos ataques.

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