Tour 2019: El nuevo Zipa viste de amarillo en los Alpes

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(Photo by JEFF PACHOUD / AFP)

El escarabajo de 22 años y 193 días tiene el respaldo total de su equipo Ineos para defenderlo, en una tarea de gran exigencia. Las malas condiciones climáticas en los ALpes continúan afectando seriamente la prueba y han obligado a reducir también la penúltima etapa este sábado -la final de alta montaña- que ha quedado convertida en una larga cronómetro plano-montaña.

A los 22 años, Egan Bernal es líder del Tour de France y está a dos días del triunfo final en París.

Este viernes 27 de julio, en una jornada que pasará a la historia moderna del Tour por lo excepcional, Bachué y los demás dioses muiscas bendijeron al nuevo Zipa, quien se vistió de amarillo líder al final de una etapa recortada en 37,5 kms, más de una tercera parte de su recorrido original.

En 1951, otro joven pedalista, Efraín “el Zipa” Forero, fue el primer campeón de la Vuelta a Colombia en bicicleta que creó y fijó para siempre el amor del país por el ciclismo. 68 años después Egan Bernal está ad-portas de conseguir la máxima hazaña de ese ciclismo y del deporte colombiano en su historia.

La etapa fue única y las emociones deportivas iniciaron con el sorpresivo abandono de uno de los favoritos, el francés Thibaut Pinot (37kms después de la largada), debido a problemas musculares en su rodilla izquierda que le impedían pedalear con soltura. Fueron las primeras lágrimas del día, de tristeza e impotencia, al bajarse de la bicicleta y subir al auto del equipo Groupama-FDJ. Es el cuarto abandono de Pinot en el Tour (tercero consecutivo) y había partido el martes como favorito tras lucirse en los Pirineos la semana anterior.

El delirio llegó con la soberbia demostración de poderío de Egan Bernal en la ascensión al Col de l’Iseran cuando sobrepasó uno a uno a sus rivales y llegó solitario a la cima. Y luego llegó el suspenso con las circunstancias imprevistas y desafortunadas que obligaron a detener la etapa para preservar la seguridad de los pedalistas en carrera. Se habían anunciado tormentas (en mi blog anterior había hablado de la extraña climatologíaesperada en los Alpes) pero nadie imagino la intensidad y la fuerza de la madre naturaleza; una granizada provocó una avalancha en la ruta de descenso de l’Iseran –después de Val d’Isere- que cubrió la carretera de nieve. Además, un deslizamiento de tierra, lodo y piedras bloqueó el trayecto a 20 kms de la meta.

Piedras, lodo y barro, bloquearon la carretera y la parte final de la etapa.

La que parecía iba a ser una etapa memorable porque Bernal en el descenso aumentó 15″ su ventaja al grupo perseguidor y la mantenía con Alaphilippe (+2 minutos), fue cancelada. Los comisarios deportivos y los organizadores suspendieron la carrera avisando en el descenso a los ciclistas y obligándolos a parar: una blasfemia deportiva. Pero a su vez fue la medida correcta porque era imposible el paso y la continuación en bicicleta hacia la cima final en Tignes y la climatología era peligrosa.

De hecho, los ciclistas fueron invitados a protegerse dentro de un túnel en Val d’Isere, antes de ser llevados posteriormente en vehículos y buses a Tignes para la ceremonia de premiación e imposición de camisetas, dos horas después.

Y al final del día, la organización del Tour informó que debido a derrumbes en el recorrido de la 20° etapa, la ruta se ha modificado y reducido de los 130 kms originales a 59. Ahora, tras la largada en Albertville –sede de los juegos olímpicos de invierno en 1992- los ciclistas seguirán la amplia ruta nacional 90 y se dirigirán directamente a Moutiers, donde comienza el ascenso final de 36 kms hacia la cima fuera de categoría en Val Thorens, donde hace 25 años -un 20 de julio- triunfó Nelson “cacaíto” Rodríguez sobre Piotr Urumov y Marco Pantani, a la postre subcampeón y 3° en el Tour, respectivamente.

La etapa 20 del Tour quedó reducida a una larga e interesante contra-reloj plano-montaña.

Dos días de clima extremo en los Alpes obligaron a reducir en 108,5km la distancia total del Tour y Bernal está a pocas horas y tan sólo 59 kilómetros de la gloria en la estación alpina y a dos días del podio final en París, erigido en la rotonda Franklin D.Roosevelt, en la mitad de los Champs-Elysées, probablemente la avenida más famosa del mundo. Su ventaja de 48” sobre el combativo exlíder francés Julian Alaphilippe, es cómoda y lo ha dejado a las puertas de ser el primer ciclista latinoamericano en ganar el Tour.

El hombre fuerte

Campeones, técnicos y ciclistas, reconocen que Bernal ha demostrado ser el más fuerte y su liderazgo es la confirmación clara de su favoritismo antes de la largada y de la confianza de la escuadra Ineos. David Brailsford, el director del poderoso equipo británico había dicho hace tres semanas que Egan estaba listo. Alaphilippe y Thomas su compañero, no dudan en reconocer que es el más fuerte y campeones como Eddie Merckx, Chris Froome y Alberto Contador, destacan y felicitan al nuevo fenómeno. Líder durante 14 días, Julian Alaphilippe, siempre entregó el máximo pero reconoció al final del día que soñó pero “nunca pensé que pudiera ganar el Tour”.

En la montaña de los Alpes, Egan hizo la diferencia y durante las tres semanas supo mantenerse siempre adelante, dosificar esfuerzos, ahorrar energía y golpear con contundencia en su terreno. Dos certeros ataques, el jueves en la etapa que ganó Nairo Quintana después de coronar el Galibier lo puso 2° en la tabla y el viernes en el Iseran, logró la camiseta. En ambos ganó ascendiendo y sostuvo su ventaja en los descensos.

Quintana ganó el jueves la etapa reina en Valloria y consiguió en los Alpes su tercer triunfo en el Tour.

La 19° etapa de La Grande Boucle fue una pieza maestra de táctica, potencia e inteligencia. Egan hizo un fulminante y certero ataque a cinco kilómetros del techo del Tour. Poco antes los gregarios de Ineos habían seleccionado el lote y su compañero, el campeón Geraint Thomas, inició el plan del equipo con una aceleración para cortar a Alaphilippe y dar luz verde al ataque mortífero del escarabajo de los Andes. Bernal no tuvo respuesta de sus principales rivales y se encaminó hacia la cima con un ritmo perfecto y destructor que le dio redito de 54” sobre el grupo de Kruijswijk, Thomas, Buchmann, Urán, Nibali y Landa y de 2.02” sobre el anterior líder. Con la bonificación de 8” en el premio especial, aumentó la diferencia.

La etapa se declaró sin ganador oficial, no otorgó bonificaciones en meta porque reglamentariamente esta no se cruzó, y finalizó en el kilómetro 89, en l’Iseran, un ascenso de 13 kilómetros con una pendiente máxima del 10% que sólo se había escalado antes cinco veces y por la vertiente del viernes solamente en 1963!.

El Tour termina al cruzar la meta en Val Thorens. El recorte de la etapa a menos de la mitad, eliminando los puertos montañosos de Cormet de Roselend –de primera categoría y a casi 2000ms- y el Cote du Longefoy, reducen las posibilidades de escaramuzas y ataques antes del largo ascenso final. La única opción de doblegar a Bernal será atacando pero visto la fortaleza del colombiano y de su equipo en todos los terrenos, destronarlo se antoja difícil. Además el último ascenso puede favorecer otros cambios en la tabla Geraint Thomas, separado 28″ de Alaphilippe intentará ascender para lograr el 1-2 en el podio para Ineos. Mientras tanto, los colombianos Rigoberto Urán (7°) a 39″ de Mikel Landa y Nairo Quintana (8°) a 42″, buscarán superarlo.  Con las fuerzas al límite, la etapa anticipa una última batalla excepcional.

Alaphilippe fue líder 14 días y gran animador del Tour. Entregó todo y terminó exhausto.

El desgaste acumulado lo mostraron ya todos los rivales y en una etapa final tan corta que concluye en su terreno a 2.363ms, es más factible esperar una nueva tarea de demolición de Ineos para ubicar segundo al campeón Geraint Thomas  y tal vez Egan en busca de la victoria de etapa, con lo cual los colombianos seguirían dominando los Alpes. Thomas, quien antes fue gregario de lujo para Froome, lo dará todo por Bernal, tal como ya lo hizo el escarabajo el año anterior para llevar al título a Geraint y a Chris al 3er puesto. Fue el debut y la preparación ideal para Egan.

Pero ni la victoria de etapa ni mejorar el puesto de Thomas importan a Ineos. Chris Froome fue campeón en 2017 sin ganar etapa y Egan puede seguir el ejemplo. La única meta es llegar triunfador a París y la séptima victoria del equipo en ocho años, está muy cerca. No importa si es por los 48” actuales, o por más o por menos, es el equipo el importante. Como escribí anteriormente, el británico siempre demuestra que hay que saber adaptarse para ganar. Este año, Ineos no dominó y dirigió la carrera con la camiseta amarilla por dos semanas ni fue omnipresente en la carretera lo que permitió un Tour “abierto” y emocionante; fue pragmático y entró a mandar en el momento indicado con golpes precisos, las contra-reloj y los Alpes.

Reza el adagio que quien ríe de último ríe mejor. Las emotivas lágrimas de Egan Bernal en el podio y las entrevistas ya con su nueva camiseta amarilla, representan no solo la alegría del sueño casi conseguido, sino la sabiduría del joven ciclista y de su equipo para cumplir las metas.

Si Bernal ha mantenido el liderazgo al llegar este sábado a la cima en Val Thorens, se cumplirá para él, Colombia y Latinoamérica el sueño amarillo y será el ciclista más joven en ganar el Tour después de la segunda Guerra Mundial. El domingo serán 128 km en el paseo de la victoria hacia París.

 

Texto Tomado del Blog Rincondecata.com

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